Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluye que las 'supercalimas' de polvo sahariano experimentadas entre 2020 y 2022 fueron las más intensas desde que existen registros en las redes de calidad del aire. El trabajo, publicado en Atmospheric Chemistry and Physics, confirma el carácter de récord histórico de las calimas de febrero de 2020 de Canarias y de marzo de 2022 de la Península Ibérica, con concentraciones de polvo tan altas que tiñeron los cielos de naranja, informa en un comunicado el CSIC.
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Además, los responsables del estudio, Sergio Rodríguez y Jessica López Darias, investigadores del CSIC en el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología, desarrollaron una metodología de reconstrucción de datos para hacer frente a la saturación que experimentaban los equipos de medición en el transcurso de estas 'supercalimas'. Las redes de calidad del aire disponen de analizadores de partículas respirables PM10 y PM2.5, que son las de diámetros inferiores a 10 y 2.5 micras, respectivamente. La concentración de estas partículas es un indicador de la calidad del aire.
En el caso concreto de la red de calidad del aire de Canarias, desde comienzos de febrero de 2020 los investigadores detectaron que, cada vez que llegaba polvo del Sahara, buena parte de los analizadores de partículas respirables PM10 experimentaban «saturación». «La concentración de polvo aumentaba hasta alcanzar el máximo que pueden medir muchos de los equipos comerciales, unos 1000 microgramos de polvo en suspensión por metro cúbico de aire (µg/m3), una concentración muy superior a los 20 o 30 µg/m3 que suele haber en Canarias en ausencia de calima», explicar Rodríguez.
Mientras estos analizadores de partículas PM10 permanecían saturados durante horas, los de PM2.5 mostraban niveles muy altos pero variables, lo que permitió a los investigadores desarrollar una metodología de reconstrucción de datos que pudieron validar con los pocos equipos capaces de medir concentraciones superiores a los 1.000 microgramos por metro cúbico. Este proceso tuvo que ser aplicado a los recurrentes episodios de calima que afectaron a Canarias en febrero de 2020, febrero de 2021 y enero y febrero de 2022 así como la que sufrió la Península Ibérica en marzo de 2022. De los datos reconstruidos se concluye, tal y como apunta López Darias, «que durante estos episodios las concentraciones de partículas respirables de tipo PM10 alcanzaron valores máximos cercanos a los 5.000 microgramos por metro cúbico en puntos de Tenerife y Almería y de más de 5.250 en Gran Canaria».
Para hacer este estudio los investigadores analizaron los datos del periodo 2000-22 de 341 estaciones de calidad del aire de España y Portugal y reconstruyeron 1.690 horas de datos de PM10 de 55 estaciones. Posteriormente determinaron las concentraciones promedio de 24 horas de PM10, pues es el parámetro que la Organización Mundial de la Salud usa como criterio de calidad del aire, recomendando a la población que no esté expuesta a valores superiores a 45 µg/m3. Los resultados muestran que, entre 2020 y 2022, se produjo un drástico aumento en las concentraciones de polvo que llega con el aire procedente del Sahara.
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Las 'supercalimas' de polvo Sahariano tienen lugar en un escenario meteorológico anómalo, caracterizado por una situación de bloqueo anticiclónico sobre el sur de la Península Ibérica y Europa Occidental, que desvía hacia la región de Canarias y Cabo Verde los ciclones que habitualmente llegan del oeste en la circulación de latitudes medias. El anticiclón sobre la Península Ibérica y el ciclón en la región Canarias–Cabo Verde crean un dipolo meteorológico con vientos del este muy intensos —giro en sentido agujas del reloj en el anticiclón y sentido opuesto en el ciclón— que dan lugar a las emisiones y el transporte de ingentes cantidades de polvo desértico.
Aunque en el estudio no se aborda si estos episodios guardan relación con el cambio climático, sí se remarca que las 'supercalimas' se producen bajo anomalías meteorológicas que afectan a todo el hemisferio norte: con anticiclones subtropicales desplazados hacia latitudes más altas, un cinturón tropical ensanchado y ondas de Rossby amplificadas —ondas atmosféricas de escala casi hemisférica que se propagan por el subtrópico y latitudes medias—. Estas características recuerdan a las anomalías meteorológicas ligadas al calentamiento de la atmósfera causado por las emisiones de dióxido de carbono de la actividad humana, identificadas en estudios previos.
Las 'supercalimas' de polvo desértico representan un fenómeno meteorológico extremo emergente que se registra desde 2018 con un primer episodio en el Mediterráneo Oriental al que le siguió, en junio 2020, la denominada 'Godzilla', que afectó al Caribe y Norteamérica. Posteriormente, en marzo 2021, tuvieron lugar dos episodios en China y, en noviembre de 2021, uno en Uzbekistán, todos ellos ligados a dipolos meteorológicos. Estas 'supercalimas' de polvo desértico se producen en un contexto paradójico, pues las emisiones de polvo en el norte África y Asia están disminuyendo a causa del descenso de la intensidad del viento atribuido al calentamiento global.
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