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Los fondos oceánicos son de las pocas zonas inexploradas que quedan en nuestro planeta. Sin embargo, las aguas que rodean Canarias cada vez esconden menos secretos gracias al proyecto Vulcana del Instituto Español de Oceanografía (IEO), que desde hace doce años explora nuestras costas y los canales entre las islas para caracterizar el vulcanismo submarino del archipiélago.
Ahora, los investigadores de Vulcana acaban de poner luz sobre el campo volcánico submarino situado en la costa oeste de Lanzarote y que prolonga, bajo el agua, el paisaje telúrico del parque nacional de Timanfaya.
Esta batimetría supone un avance en la consecución del mapa volcánico submarino de Canarias en el que se ha embarcado Vulcana. «Hemos cartografiado el oeste de Lanzarote, justo en la costa de Timanfaya, que prosigue en el interior del océano», señala el oceanógrafo Eugenio Fraile sobre la última expedición realizada por el equipo de Vulcana entre los pasados días 17 y 24 de diciembre en el buque oceanográfico Ramón Margalef.
La misión logró una batimetría de altísima resolución, de 5 metros por píxel, de toda la costa oeste de Lanzarote, un malpaís submarino sembrado de una veintena de edificios volcánicos.
«Hasta ahora teníamos una batimetría con una resolución de cien metros. Los volcanes eran borrones sin resolución. Ahora tenemos imágenes impresionantes de los volcanes submarinos producidos en su momento y podemos hacer un estudio geomorfológico perfecto de cráteres, deslizamientos o fracturas. Tenemos mucha información que antes no podíamos ni imaginarnos», comenta sobre la exploración del territorio submarino. «Hemos visto que todas las líneas de volcanes que se ven en Lanzarote en tierra tienen continuidad debajo del mar», afirma el investigador.
De los alrededor de 20 volcanes redescubiertos con la batimetría, uno fue elegido para la extracción de muestras a fin de caracterizar el agua del interior de sus bocas. «Es un volcán de libro, con dos cráteres», comenta sobre esta montaña cónica con su base situada a 400 metros bajo el mar y su cima a 180 metros de profundidad.
«Allí bajamos un equipo roseta de oceanografía, un dispositivo que tiene muchos sensores de temperatura, ph, conductividad, turbidez, oxígeno disuelto en agua...», comentó el investigador del IEO. «Ese volcán pudimos analizarlo desde un punto de vista físico químico cogiendo muestras de agua del interior de los cráteres para saber si tenía actividad», señala Fraile.
En todo caso, los resultados de los análisis indicaron que aquel cráter no tenía actividad hidrotermal. «Fue el único volcán que pudimos muestrear», reconoció el investigador que destaca el tiempo invertido para poder obtener una batimetría de alta resolución. «Para hacer unas decenas de hectáreas necesitamos varios días de buque», indica el ocenógrafo.
La batimetría comienza en la isobata situada sobre los 150 metros de profundidad, a una distancia del borde costero de alrededor de un kilómetro, y se extiende hacia el océano abierto, a unos 30 kilometros del litoral lanzaroteño.
Con estos últimos, ya son 50 los volcanes submarinos cartografiados por el proyecto Vulcana en distintos puntos de Canarias. «El Pevolca en estos momentos está realizando mapas de riesgo volcánico de Canarias», comenta Fraile sobre este documento esencial para estar preparados ante una eventual erupción a fin de garantizar la seguridad de la población canaria.
La parte submarina de este mapa se está completando con las batimetrías realizadas por el proyecto Vulcana, que en Lanzarote cumplió su campaña número 38.
Por ahora, dice el científico, ya se ha logrado completar el mapa submarino de la costa de El Hierro. También se han hecho batimetrías en algunas zonas del litoral de La Palma y Tenerife. Además, se han reproducido en alta resolución los fondos marinos sobre los que se asienta el volcán de Enmedio, en el canal entre Gran Canaria y Tenerife. «Faltaban las batimetrías de las islas más orientales y hemos empezado por Lanzarote», indica el investigador principal de los proyectos Vulcana-I-II-III.
En esta última expedición a bordo del Ramón Margalef participaron trece personas del equipo técnico-científico, además de las 16 personas de la tripulación.
En la misión, también extrajeron muestras de sedimentos profundos para caracterizar la composición de los fondos mediante una herramienta capaz de realizar mordiscos al fondo oceánico sin perturbar la estratificación.
«Cogimos muestras para realizar un estudio geológico, analizar los compuestos químicos y orgánicos y estudiar los microplásticos», comentó Fraile sobre una expedición en la que colaboraron expertos en contaminación marina de la Universidad de La Laguna y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
El periplo del buque acabó en El Hierro donde se constató que el volcán Tagoro sigue activo y desgasificando, con una perturbación térmica en superficie de 2,5ºC por encima de lo normal, apunta Fraile. También depositaron sobre el volcán submarino un anclaje que registrará datos físico químicos y que será recogido dentro de seis meses.
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