
Ana Crespo
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Ana Crespo
«Batallaremos contra los bulos y la desinformación sobre la ciencia»Ana Crespo salió de Canarias con 18 años para estudiar Biología en Madrid. Desde entonces vive allí pero sorprendentemente, a sus 76 años, conserva intacto su acento canario. La botánica tinerfeña ha hecho historia al convertirse este miércoles en la primera mujer que preside la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España. Para esta naturalista militante, forjada por la belleza de los barrancos de su tierra natal, su acento es algo irrenunciable.
– Supongo que será un honor pero también una gran responsabilidad y la mirarán con lupa por ser mujer.
–Es una responsabilidad tanto si eres mujer como hombre. Nos miran con lupa a todos y me parece bien que se mire a quienes tienen responsabilidades públicas, pero tengo serenidad por el apoyo recibido de mis compañeros. Espero que me ayuden y las cosas salgan bien.
– ¿Cuáles son sus retos al frente de la Real Academia de Ciencias?
– Continuar con el desarrollo de nuestros estatutos de 2020 que empezamos a aplicar con el aumento de la presencia de mujeres y el rejuvenecimiento de la institución con científicos jóvenes. Continuaremos con el desarrollo del diccionario de términos científicos y con la batalla en la que estamos para hacer frente a los bulos con información de calidad sobre ciencia.
– Es una gran batalla.
–La Real Academia de Ciencias está en un consorcio con otras academias europeas y hay una consigna general de entrar en la batalla contra la desinformación. Es misión de las academias porque se está poniendo en circulación una gran cantidad de bulos para sembrar dudas, no solo sobre conocimientos y conceptos, sino sobre el propio método científico.
– ¿Qué contó en su discurso?
– Quise decirles a mis compañeros que debemos continuar trabajando en estas líneas maestras para el desarrollo de la institución y hablar del momento que nos ha tocado vivir, de lo que hay que estar pendientes. Además, tenemos que saber expresar lo que hacemos hacia fuera. Saberlo contar para salir al paso de los que divulgan bulos, porque usan técnicas de comunicación sofisticadas. Queremos estar en ellas y expresarnos cada vez mejor para que se nos entienda. Es un reto importante acceder al gran público para que nos vea como el referente que somos. En nuestra web decimos: 'frente a los bulos, acércate a las fuentes'. Creemos que es un objetivo importante y no se hace en dos días.
– Sorprende que en el siglo XXI surjan los terraplanistas.
– Es alucinante, como también lo es que se cuestione que el hombre llegara a la luna con argumentos falaces, conjeturas y conspiraciones. Estas ideas dicen muy poco de esta sociedad y de su nivel de bienestar y cultura.
– Además, parece que la desinformación tiene más recorrido que el conocimiento científico.
– Está extendida la idea entre los científicos de que el esfuerzo para difundir sus trabajos les quita tiempo de producción científica. Sin embargo, para respaldar un proyecto, las agencias más importantes de investigación, en todos los países, no solo valoran el currículum del investigador sino también su capacidad de difusión hacia la sociedad, al igual que el progreso que supondrá cierto descubrimiento o una línea de investigación. El trabajo científico no solo se debe difundir por la deuda que se tiene con la sociedad que te financia sino porque es una obligación enseñar. Este deber lo sentimos la mayoría de los investigadores pero, hasta ahora, lo enfocábamos en los estudiantes y en crear una discusión entre colegas. Hay que abrir más el esquema de trabajo para ganar la batalla a la desinformación.
– Es catedrática de Botánica de la Universidad Complutense desde 1983. Fue una de las primeras mujeres catedráticas de su área. ¿Sintió hostilidad en el ámbito académico por ser mujer?
– No, quizá sorpresa. Entre mis colegas me sentí bien tratada y respetada. Soy muy vocacional. Me encanta lo que hago. Hice algunos sacrificios por el trabajo. La maternidad la tienes que subordinar al trabajo. Eso es duro. Lo vivimos de una forma inconsciente. No era justo. La conciliación es imprescindible para mantener cualquier ámbito de la vida social. Entonces, se daba por supuesto que había que renunciar a muchas cosas.
– Es experta en líquenes. ¿Por qué eligió estos organismos?
– Si fuera joven y me lo planteara de nuevo, elegiría otra vez estudiar los líquenes. Ellos mismos son un modelo científico de un problema sin resolver: el de la simbiosis. Tienen una dimensión enorme para el conocimiento de las ciencias biológicas. Tenían el atractivo de que no se les entendía bien. Se sabía que era una simbiosis de hongos y algas. También tuvo que ver la pasión por la montaña y el paisaje de mi pueblo, tan montañoso y con líquenes de colores. En Timanfaya, a poco que mires, te tienes que quedar perpleja viendo los líquenes en la lava. Es un mundo atractivo si eres un biólogo de botas. Otra razón es que la biología de la simbiosis pone a nuestra disposición herramientas moleculares con las que conocer y separar secuencias de ADN para comparar unas con otras y lograr la identificación molecular de las especies. El mundo de los líquenes es apasionante por razones técnicas.
– Es la tercera mujer académica de la RAC. Entró en 2010. ¿Hay mucho por hacer para que las mujeres entren en este ámbito en condiciones de igualdad? ¿También en la RAC?
– Hay una batalla que dar para que mujeres y niñas se interesen más por las ciencias y no acepten el bulo que se asume desde muy joven de que las mujeres y niñas servimos menos para hacer esto o aquello. Las niñas tienen que saber que eso es falso y las instituciones somos responsables de hacerlo saber. La igualdad de oportunidades no es un regalo, ni bajar los niveles; es ser justos. Tengo 76 años. He visto cambios entre mi generación y las siguientes. Ahora ni en la universidad ni en la academia ni en ningún centro de investigación se mantienen los criterios que había antes: a la mujer se la posponía. Me toca el honor de ser la primera presidenta de la RAC. La primera académica, Margarita Salas, ingresó en 1986. Era extraordinaria. Podría haber ingresado antes. Ahora hay muchas mujeres científicas con alcance y eso se va a notar en la academia con los nuevos estatutos.
– ¿Cuántas mujeres hay en la RAC?
– Ahora las mujeres hemos dado un salto. Antes de los estatutos de 2020, había 127 académicos, 114 hombres y 13 mujeres. Hoy en día tenemos 155 académicos; 118 son hombres y 37 mujeres.
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