China desmantela una mafia que robó más de 4.000 cadáveres y censura toda la información sobre ella

Ahora, cuando parecía que estos escándalos eran ya cosa del pasado, un nuevo caso ha puesto los pelos de punta en el gigante asiático: la Policía de la provincia norteña de Shanxi ha desmantelado una mafia que habría robado en la última década más de 4.000 cadáveres de funerarias y hospitales. En este caso el objetivo era recoger sus huesos, y detrás de las operaciones se encontraba la farmacéutica Shanxi Osteorad Biomaterial Company, que los adquiría para producir injertos óseos utilizados sobre todo en fracturas de especial gravedad.

Según informaciones publicadas en redes sociales chinas, trabajadores con acceso a los cadáveres, sobre todo en crematorios, los vendían a intermediarios que se dedicaban a la disección, a menudo en hospitales, antes de hacer llegar su material biológico a la compañía. En uno de los casos que han trascendido, el precio del cadáver en la funeraria rondaba los mil yuanes (120 euros), mientras que la farmacéutica pagaba entre 10.000 y 15.000 yuanes (entre 1.200 y 1.800 euros) por los huesos extraídos de cada cuerpo. Los productos médicos resultantes tienen un valor muy superior en el mercado, razón por la que se calcula que la trama pudo reportarle a la empresa hasta 53 millones de dólares de beneficio entre 2015 y 2023.

El asunto ha tenido tal repercusión que los ciudadanos no han tardado en subrayar la relación existente entre la farmacéutica y el Gobierno, ya que hasta 2007 formó parte de un laboratorio de investigación oficial. Para que la bola de nieve no arrase con nada importante, las Autoridades hayan decidido cortar por lo sano y censurar toda la información publicada desde que un abogado sacó el caso a la luz el pasado jueves en Pekín.

Incluso diarios oficialistas como el Global Times, controlado por el Partido Comunista, han tenido que retirar las noticias publicadas al respecto, aunque en los buscadores han dejado huella. Según The Paper, la Policía ha confiscado hasta 34.000 muestras de tejido óseo y 18 toneladas de material sospechoso, y ha detenido a 75 personas que ya han confesado sus delitos.

Desde Hong Kong, el South China Morning Post sí que continúa dando cuenta de lo sucedido. «La compañía, presuntamente inducía a trabajadores de crematorios en Chongqing y de las provincias de Sichuán, Yunnan y Guizhou a diseccionar los cadáveres y enviar el material para los injertos», escribía ayer el rotativo, que incidía en una curiosa consecuencia de todo esto: la cotización en bolsa de los productores de material óseo artificial se ha disparado.

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Por ejemplo, Allgens Medical Science and Technology subió el máximo permitido del 20% diario en el parqué de Shanghái, mientras que las competidoras Yantai Zhenghai Bio-tech y Shandong Weigao Orthopaedic Device ganaron un 16% y un 15% respectivamente. Según Newsweek, el mercado del sector en China está en rápido crecimiento y se estima que tendrá un valor de 500 millones de dólares al final de la década.