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Canarias se dotará de «un plan de acción y contención de posibles casos autóctonos de dengue en el archipiélago si entrara el vector y transmitiera la enfermedad», explica el director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de La Laguna , Jacob Lorenzo.
El biólogo es el investigador principal de este proyecto auspiciado por el CIBERINFECT (Centros de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Infecciosas) y en el que participan, además, la Universidad de Valencia, el Instituto de Salud Carlos III y el Clínic de Barcelona. El objetivo, además de prepararse para la entrada del vector y atajar posibles casos autóctonos de dengue, es mejorar «las técnicas diagnósticas de mosquitos y otros vectores como garrapatas en Canarias y de los patógenos que transmiten», explica Lorenzo.
En los últimos meses han aparecido casos de dengue autóctonos en Francia precisamente por la presencia del mosquito tigre Aedes albopictus en el país vecino. «Se ha expandido por la región. Ya esta presente en la península y el sistema nacional de vigilancia entomológica, así como las autoridades sanitarias, están en continua alerta y estudio. Ya han habido casos de dengue autóctono en comunidades como Cataluña y seguramente veremos más casos debido a la llegada de las lluvias y la alta humedad que experimentamos en la actualidad», sostiene el investigador.
Mientras tanto, en La Palma, el personal del laboratorio de entomología médica del Instituto de Enfermedades Tropicales de Canarias y la Dirección General de Salud Pública siguen trabajando en la detección del mosquito Aedes aegypti, del que aparecieron dos larvas el pasado marzo. «Por ahora no han aparecido más larvas pero los protocolos de la Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para el Control de Enfermedades indican que debemos realizar labores intensas de detección de este vector durante al menos 18 meses», apunta Lorenzo, que confiesa su preocupación por las enfermedades transmitidas por los mosquitos del género Aedes que se están expandiendo cada vez más. «El clima está cambiando a nivel mundial y cada vez hay menos fronteras en el mundo por lo que cualquier patógeno que surja en un ambiente tropical llegará rápidamente a otras partes del mundo», sostiene el investigador que añade la globalización y el uso descontrolado de los recursos naturales como causantes de muchas enfermedades emergentes, incluidas el Sars-Cov-2 y la viruela del mono.
Respecto al nuevo brote de ébola en Uganda, que ya suma 129 casos confirmados y 37 muertes, Lorenzo asegura que en las islas, «por ahora, no debemos estar preocupados porque las conexiones con las regiones afectadas y Canarias son mínimas».
Por otro lado, el biólogo destaca que las autoridades sanitarias están alerta. «Nuestro centro está capacitado para dar apoyo diagnóstico en el caso de que se requiera gracias a que pertenecemos a la Red Nacional de Alertas Biológicas. Tenemos un laboratorio de seguridad 3 para el procesado de muestras sospechosas y hemos sido entrenados y coordinados por el SCS en numerosos simulacros para actuar en este tipo de eventos relacionados con ébola», dice.
En cuanto al potencial expansivo del brote, señala que dependerá de la capacidad de las autoridades ugandesas para atajarlo y reconoce que la variante de Sudán -protagonista del foco- es más difícil de controlar que la de Zaire, para que la que existe tratamiento y vacuna.
Pese a que la variante sudanesa del ébola fue descubierta en 1976, ha sido poco estudiada. El motivo, «porque nunca ha afectado a países (mal llamados) desarrollados. Es lo mismo que ha ocurrido con numerosos patógenos en el pasado y seguirá ocurriendo mientras afecten a países pobres».
También la pobreza y, en concreto, la falta de acceso al agua potable ha causado el aumento del cólera en Siria y Líbano.
El sarampión ha reaparecido en países como Somalia, Nigeria, Afganistán o Etiopía, sobre todo, por la «desigualdad en el acceso a las vacunas por motivos económicos, culturales o religiosos», afirma.
Recientemente hemos tenido noticias sobre un brote de ébola de Uganda, la detección de casos autóctonos de dengue en Francia, la irrupción del cólera en Oriente Medio, la reaparición de la polio en Estados Unidos... Todo en un contexto de pandemia por coronavirus y de alerta sanitaria por viruela del mono. Sin embargo, preguntado respecto a cuál de estos frentes le preocupa más, el director del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias es tajante: «Tristemente la pandemia por coronavirus, la sociedad en general se ha relajado demasiado», afirma.
En su opinión, «estamos cansados de las medidas de contención y lo hemos pasado mal, pero no podemos relajarnos tanto», sobre todo porque aún «hay que estudiar bien las consecuencias de la covid persistente en la población. Ya empiezan a salir algunos estudios –añade– y no podemos bajar la guardia con este virus».
Esta relajación ya está pasando factura en otros lugares. «Ejemplo claro lo tenemos en países vecinos donde ya la variante BQ.1 está empezando a multiplicar los casos de forma alarmante», indica sobre una subvariante de la que ya se han detectado casos en España. «Tendremos que estar atentos a lo que ocurra en las próximas semanas», advierte el científico.
En cuanto a la evolución de la pandemia se muestra relativamente positivo. «Soy optimista pero a medias porque creo que la ciencia ha dado y está dando respuestas para controlarla y para evitar que los individuos infectados desarrollen casos graves. Me preocupan las nuevas variantes como la BQ.1 y sobre todo la relajación total de la población. Sería ideal decir que el Sars-Cov2 será un patógeno erradicable, pero la historia de las pandemias nos ha enseñado todo lo contrario», dice Lorenzo.
Más esperanzado se muestra con la progresión de la viruela del mono. «Los datos nos dicen que está remitiendo, pero debemos recordar que las enfermedades que llegan a nuestras fronteras lo hacen para quedarse».
También le preocupa que el rechazo a las vacunas propicie la reaparición de enfermedades como ha ocurrido con la polio en Estados Unidos. «Los movimientos negacionistas han hecho que varias generaciones no se hayan vacunado frente a la polio. Esto es un problema grave de salud pública puesto que se está permitiendo que un patógeno, prácticamente erradicado, esté resurgiendo. Me preocupa porque la población más joven no está protegida y ellos son el futuro de nuestro mundo», apunta.
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