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Este fin de semana, en la madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo, los españoles, y el resto de los europeos, deberemos adelantar ... una hora nuestros relojes para dar la bienvenida al horario de verano. A las 2:00 de la madrugada serán las 3:00, lo que supone una hora menos de sueño. En Canarias, el cambio se producirá una hora antes: a la 1:00 de la madrugada serán las 2:00.
El cambio de hora en España se lleva realizando sin interrupción desde hace más de medio siglo. Se aprobó en 1973, pero se empezó a aplicar en 1974, por lo que ya llevamos 51 años seguidos adelantando la hora en primavera o atrasándola en otoño.
Según las tablas del Real Observatorio de la Armada, en aquel 1974 el cambio al horario de verano se produjo el sábado 13 de abril a las 23 horas. El mes de abril, aunque en distintos días, se mantuvo hasta 1980, salvo en 1976 que se cambió un sábado 27 de marzo, también a las 23 horas. Desde 1981 y hasta la actualidad, el reloj se ha adelantado siempre el último domingo del mes de marzo y a la misma hora, las 2 de la madrugada, cuando la mayoría duerme y la actividad se ralentiza.
Históricamente en España, el adelanto de hora para adaptarnos al horario se verano se inició en 1918 y continuó en 1919, pero luego no se reanudó hasta 1924 y así, como un Guadiana, llegó hasta 1937, en plena Guerra Civil. Lo curioso es que en aquel año hubo dos fechas distintas para adelantar la hora y bastante tardías ambas, quizá porque con los avatares de la guerra nadie había caído en ello.
La Gaceta de la República, o sea el Gobierno oficial, fechó el adelanto el 16 de junio, y el Boletín Oficial del Estado (BOE), que se publicaba en los territorios ocupados por Franco, el 22 de mayo. Y en 1938 se cambió hasta tres veces, dos de ellas por la República a principios y finales de abril, y una por los sublevados, en marzo.
Hubo cambios de hora hasta 1949, pero desde 1950 y hasta 1973, la hora de verano dejó de aplicarse en España. Ese año como consecuencia de la crisis energética derivada del aumento de los precios del petróleo de octubre de 1973, el horario de verano se reinstauró en muchos países, entre ellos España, para ahorrar energía.
Hoy, todos los países miembros de la Unión Europea lo hacen bajo la normativa 2000/84/CE, que les obliga a cambiar la hora dos veces al año, una en esta época del año, en marzo, para el horario de verano; y otra en octubre, para el horario de invierno. También se hace en Estados Unidos y Canadá. El siguiente ajuste horario está previsto para el 26 de octubre, cuando se retrasará el reloj una hora para volver al horario de invierno.
En 2018, la Unión Europea realizó una consulta pública en la que cerca de la totalidad de los participantes se mostraron a favor de eliminar los cambios estacionales de hora. A raíz de aquello, en 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución para que cada país decidiera si quería mantener el horario de verano o de invierno de manera permanente a partir de 2021. La falta de consenso ha pospuesto esta decisión indefinidamente y España continúa aplicando los cambios horarios, al menos hasta 2026, según la legislación vigente.
Otra discusión es la de adaptar un único huso horario en toda España, de manera que todo el país tenga la misma hora que rige en Portugal y el archipiélago canario. Hay quien ve un desajuste que Vigo, en el extremo occidental peninsular, tenga la misma hora oficial que Lublin, al Este de Polonia, cuando entre ambas poblaciones hay una diferencia en tiempo solar de casi dos horas. Pero eso es otra discusión.
La lógica del cambio a horario de verano es procurar que las horas de actividad se acerquen lo más posible a las de luz solar. Dado que a partir de principios de año los días se van haciendo más largos (como ya venimos notando), se ha venido considerando útil adelantar la hora oficial, de forma que a las siete de la tarde sea las ocho del nuevo horario.
Otro argumento que surge con fuerza cada vez que se cambia la hora es que así se ahorra energía en las oficinas e industrias al disminuir la demanda de electricidad por las mañanas. Además, al acercarse la hora de acostarse a la de la falta de luz solar, se ahorra electricidad. «Con una red eléctrica con cada vez más peso de la energía solar (ya es un quinto de la producción), parece que el cambio tiene sentido, porque se reduce la necesidad de almacenar energía», explica el catedrático de Física de la Tierra Francisco Javier Tapiador (Valladolid, 52 años).
«Otro punto que esgrimen los partidarios del cambio de hora es el efecto sobre el comercio y el ocio, ya que los trabajadores de horarios fijos pueden aprovechar algo más de luz tras su jornada laboral», agrega Tapiador.
En este debate que surge al menos dos veces al año de si mantener siempre el mismo horario o cambiarlo, Tapiador, exdecano de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha, es partidario del cambio de hora. «Creo que añade un poco de variedad al calendario, que nunca está mal. Evita la monotonía. A mí el horario de verano me gusta. Me gusta que anochezca tarde. Si quieres irte a dormir pronto basta con bajar las persianas, que es algo que en este país tenemos, no como en Holanda, entre otros».
Hay estudios que demuestran que el cambio de horario sí que da lugar a un ahorro de energía. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía cifra en 300 millones de euros el ahorro en iluminación que se alcanza con el cambio de hora.
Sin embargo, los científicos avisan del impacto biológico negativo que tiene el cambio horario en las personas y apuestan por mantener el horario de invierno, al ser más equilibrado. Un estudio mundial en el que participa Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la UGR, argumenta que las variaciones de luz a lo largo de las estaciones son suaves para permitir la adaptación humana, suavidad que el cambio al horario de verano «rompe». Además, el horario de invierno evita el exceso de luz por la tarde/noche, considerado perjudicial para la salud al alterar el sistema cronobiótico de las personas, señala el estudio.
En todo caso, la madrugada del sábado al dómingo no lo olviden: a las 2 serán las 3, con lo que si es usted una persona de costumbres fijas incluso en fin de semana, dormirá una hora menos.
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