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Las dos orillas se acercan. Han hecho falta cinco años para conseguir que Las Canteras no dé la espalda al Puerto de La Luz. La pasarela Onda Atlántica, el elemento urbanístico llamado a superar el histórico desencuentro del istmo y el obstáculo que representa la autovía GC-1, podría estar operativa antes de que acabe este año. El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Javier Doreste, confía en que en torno a «noviembre» ya pueda estar en funcionamiento este puente que facilitará el tránsito peatonal entre la zona que ocupan el acuario Poema del Mar y el centro comercial El Muelle, y el entorno de La Puntilla y del mercado del Puerto.
De confirmarse esta previsión, habrán pasado ya casi seis años desde que Javier Haddad Conde y Ramón Checa Quevedo esbozaran la primera ola que saltaba por encima de la carretera.
Fue en febrero de 2015 cuando se convocó el concurso de ideas para llevar adelante un proyecto con el que la ciudad llevaba años soñando. En el Ayuntamiento capitalino, el paso peatonal elevado de Alcaravaneras siempre se había tomado como ejemplo de solución que podría aplicarse en esta parte de la ciudad. Sin embargo, no fue hasta que se determinó el emplazamiento del acuario, que se articuló una política de impulso a este proyecto.
Aquel año se decidió hacer un concurso de ideas bajo la premisa de impulsar una obra singular, un nuevo referente arquitectónico en un istmo ya marcado urbanísticamente por el edificio Woermann y, más adelante, por el diseño del Poema del Mar. Así surgió la Onda Atlántica, de Haddad y Checa, como la solución ganadora.
Entonces se quería que la pasarela estuviera terminada junto al acuario. Éste se inauguró en diciembre de 2017, pero para entonces, la obra de la pasarela no había sido ni siquiera adjudicada.
La falta de un proyecto de obra -no estaría listo hasta julio de 2016- y los problemas de financiación lastraron los primeros pasos de la pasarela. Además, el Cabildo de Gran Canaria exigió elevar la altura inicial del paso hasta los 5,5 metros por motivos de seguridad vial. Esto obligó a rehacer el proyecto, que no estuvo listo hasta noviembre de 2017.
En febrero de 2018 se adjudica la construcción. Es entonces cuando entra en escena Tecyr, la empresa que se lleva la obra por unos 2,6 millones de euros.
En abril de aquel año se pone la primera piedra. Pero a fines de año los trabajos ya estaban parados por problemas de cimentación.
Las primeras piezas de la pasarela, que son construidas en Sevilla por la empresa especializada Megusa, no llegan a la capital grancanaria hasta mayo de 2019. Se trata de unos tramos de veinte toneladas de peso que van llegando a cuentagotas. En agosto de ese año el puente está ya construido al 50% pero de nuevo surgen problemas: primero aparece una tubería de abasto que no estaba prevista en la avenida de los Consignatarios, en el recinto portuario; y luego se producen diferencias entre el constructor y los astilleros sevillanos que proveen las piezas.
Así las cosas, a principios del presente año, el Ayuntamiento rescinde el contrato con Tecyr y negocia directamente con Megusa el suministro del resto de las piezas.
En junio se coloca la última pieza, a falta un estribo y de los remates de la plaza del mercado.
El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, reconoce que la obra ha sido problemática, aunque le resta importancia. «Es normal que de unas 230 obras que hemos impulsado en la ciudad, alguna nos salga así», expuso, «asumimos los problemas y aportamos soluciones, para eso estamos».
Sin embargo, la oposición siempre ha señalado esta obra como un ejemplo de la falta de control del grupo de gobierno sobre las obras públicas.
La pasarela Onda Atlántica es un viaducto peatonal que tiene una superficie construida de 1.801 metros cuadrados. El paso une las dos orillas del istmo de La Isleta con un recorrido curvilíneo que tiene una longitud de 283 metros, entre la plaza Alcaide Manolo García y el entorno del acuario Poema del Mar.
De ancho, este puente alcanza los 6,24 metros. De ellos tres son transitables, tanto por peatones como por bicicletas. Se ha pensado también en el paso de las personas con movilidad reducida, de tal modo que la pendiente no supera el 6%.
En su punto más alto, la Onda Atlántica se eleva 5,5 metros sobre la carretera.
Además, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria instalará unos cien metros cuadrados de paneles solares que generarán la electricidad necesaria de las luces led de bajo consumo que irán a lo largo de la pasarela.
La obra obliga también a remodelar la plaza del Alcaide Manolo García.
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