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El molino de Lajares ya luce las aspas en espera del viento. La familia Fernández Martín es el la propietaria de esta infraestructura tradicional y la que ha impulsado, sin subvenciones públicas, su restauración hace cinco meses. Primero colocaron el capacete a comienzos de noviembre y ahora, los día 21 y 22 de noviembre, coronaron el molino con las aspas. Las anteriores aspas y la estructura interior del molino las compró Andrés Fernández Fránquiz en Tiscamanita en 1951 por 5.000 pesetas, desde donde las trasladó hasta Lajares. Andrés se lo legó a su hijo José Luis, quien le hizo un primer lavado de cara. La rehabilitación integral comenzó este verano de la mano de su mujer Marisol y de sus hijos Andrés y Leticia. Domingo Molina Brito es el carpintero que se ha encargado de la obra en madera.
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