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Clara Salgado (Efe) / Madrid
Jueves, 2 de agosto 2018, 13:29
La playa es un escenario idóneo para practicar yoga, ya que, además de respirar aire limpio que purifica los pulmones, la facilidad de la arena para practicar posturas, la absorción de la vitamina D proveniente del sol y el sonido relajante de las olas consiguen que la técnica practicada y el entorno encajen.
El hecho de que en un entorno natural se haga más fácil la conexión con el universo, hace que las personas lleven a cabo esta doctrina que requiere concentración y energía para conseguir un mayor control físico y mental.
Kelly de Melo, profesora del centro Bikram Yoga Spain Chamberí en Madrid, recomienda cinco posturas para practicarlas sobre la arena al amanecer o a última hora de la tarde.
“Utkatasana” es catalogada como la postura de la incomodidad. Es perfecta para fortalecer y tonificar la musculatura de las piernas, además de aumentar la fuerza y flexibilidad de pies, tobillos y alinear nuestro sistema óseo.
Se trata de separar 15-20 cms los tobillos manteniéndolos alineados y hacer lo mismo con las rodillas y los hombros. Estirar los brazos hacia delante y bajar con la espalda recta hasta sentarse como si hubiese en una silla imaginaria.
Hay que aguantar intervalos de 20 segundos y, una vez acabados, se repite el proceso pero de puntillas. Por último, se juntan las rodillas y se baja hasta tener los muslos en paralelo al suelo.
La postura del “Saltamontes”, que fortalece y tonifica piernas y glúteos, se basa en estar tumbado en el suelo boca abajo, con las palmas contra el suelo, los brazos estirados a lo largo debajo del cuerpo y los codos y los meñiques tocándose.
Después, hay que levantar la pierna a 45 grados y aguantar durante unos 20 segundos arriba y, por último, se baja e inmediatamente se levanta la otra.
La postura de “Equilibrio” hace ganar fuerza en los glúteos, espalda y en la parte posterior de la musculatura. Se basa en juntar las palmas encima de la cabeza con los brazos estirados y pegados a las orejas, dando un pequeño paso hacia delante con una pierna y manteniendo la otra estirada en el aire.
Tras esto, se levanta la pierna trasera y se bajan los brazos hacia delante para mantener la espalda estirada hasta formar una “T” mayúscula perfecta.
La técnica de la “Cobra” promueve la apertura del pecho y la fortaleza de la espalda, ya que es buena para corregir las malas posturas que nos provocan dolores de espalda.
Una vez boca abajo, se juntan los pies, se ponen las manos en el suelo y se apoyan las palmas a los lados del pecho. Levantar la mirada hacia el techo y a su vez la espalda como si de una cobra se tratase.
Las manos solo deben servir como apoyo para no perder la postura, no se trata de empujar con ellas. Después de mantener la postura durante unos 20 segundos se baja.
La última técnica pero la más importante es la postura del “Cadáver”, puesto que debe practicarse entre uno y otro ejercicio y después.
Se basa en tumbarse boca arriba con los brazos a lo largo del cuerpo y los talones tocándose. Hay que centrar la mirada en un punto del cielo, respirar profundamente durante 4 segundos mínimo de inhalación y exhalación.
Aunque estas cinco posturas sirvan de ayuda para relajarse, el conseguir mantener la mente presente en la playa y no pensar en cosas ajenas como en el trabajo es el factor más importante.
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