Jesús Calleja (Fresno de la Vega, León, 59 años) ha cumplido su sueño desde que era un niño, viajar al espacio. El aventurero y presentador lo ha conseguido este martes, con un vuelo de alrededor de diez minutos, en el New Shepard, el cohete de la compañía aeronáutica Blue Origin. A su llegada a Tierra y ya convertido en el tercer español en viajar al espacio, tras Pedro Duque y Miguel López-Alegría-, el leonés salía el segundo de la cápsula extendiendo los brazos en señal de victoria, dando un grito y con una sonrisa radiante, que apenas un par de minutos después se tornaba en emoción ante las cámaras.
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«Es fantástico y maravilloso, la Tierra es preciosa», contaba Calleja tras abrazar a su hermano Kike, que estaba allí para recibirlo. «Es difícil de explicar y la atmósfera es una línea tan pequeña», decía gesticulando con los dedos. Era después cuando se rompía. «Ha sido mi sueño desde pequeño... Me entran ganas de llorar... Lo siento, me emociono, ha sido muy especial», explicaba quien rompía a llorar en sus primeras declaraciones tras tocar tierra y junto a los otros cinco tripulantes de la cabina.
Horas más tarde, Calleja atendía a los medios de comunicación en una rueda de prensa 'online' multitudinaria donde aún le costaba encontrar las palabras para describir lo que había visto a más de 100 kilómetros de altura. «Cuando llegas ahí arriba, es tan abrumador y sublime ver el planeta en el que vivimos... Es de un azul tan extraordinariamente intenso brillante... Y el espacio es de un negro tan profundo, que lo primero que pensé es qué suerte hemos tenido de tener este planeta», apuntaba. E iba más allá: «Todas esas mierdas que tenemos geopolíticas y los conflictos se evaporarían si los que mandan tuvieran la oportunidad de verlo», decía al tiempo que hacía hincapié en no agotar los recursos «de nuestro hogar».
Con un ascenso en el que las fuerzas 5G han llevado a su cuerpo a pasar de pesar 60 kilos a más de 300, explicaba el aventurero que durante la subida «te están sacudiendo todo el rato y parece que te estás desarmando». Reconocía Calleja que durante estos días ha gestionado bien el miedo, pero que no tener el control, como cuando pilota un helicóptero, sí que le ha preocupado algo más. Y aportaba una anécdota: «Cuado he llegado a la ingravidez y me he quitado el arnés y los cinturones de seguridad, me he dado la vuelta sin darme cuenta y he pensado que algo iba mal porque pensaba que la cápsula estaba boca abajo, cuando era yo quien lo estaba». Ni siquiera ha tenido tiempo el montañero para ponerle nombre a lo que ha hecho, pero sí tiene claro que no es un turista espacial porque «yo he ido al espacio a currar».
Con unos veinte minutos de retraso sobre la hora prevista, el New Shepard despegaba desde las instalaciones de Blue Origin en la zona oeste de Texas a eso de las 16:50 horas, ejecutando un vuelo que ha durado poco más de diez minutos y en el que la velocidad máxima que llegó a alcanzar fue de 3.600 kilómetros por hora -«más rápido que una bala», apuntaba-. La cápsula, completamente autónoma, se separó del propulsor a unos 250.000 pies (76 kilómetros de altura) y continuó hacia el espacio hasta alcanzar un apogeo de 345.300 pies (algo más de 105 kilómetros de altura), superando la llamada Línea de Kármán, situada a unos 100 kilómetros de altura, el límite internacionalmente reconocido del espacio, pasados los 3 minutos 32 segundos. Durante unos tres minutos, los tripulantes disfrutaron de unas vistas impresionantes y de la ingravidez, desabrochándose las sujeciones.
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Mientras tanto, el cohete propulsor comenzaba su descenso, primero en caída libre y después frenándose gracias a los retropropulsores que propiciaban un posado en tierra perfecto y tranquilo en una plataforma a aproximadamente a dos millas (3,22 km) al norte del punto de despegue, a las 16.58 horas. Apenas un par de minutos después, la cápsula, que había entrado ya en caída libre estable, se divisaba ya desde la tierra. A unos 2.000 pies de altura, se desplegaban los tres paracaídas de frenado, para posteriormente desplegarse los tres paracaídas principales. Justo antes de tocar tierra, un sistema de retropropulsión expulsaba una nube de aire bajo la cápsula para crear un aterrizaje suave en el desierto, levantando una considerable polvareda en el entorno.
Después, varios operarios se acercaban al lugar para colocar una escalerilla que permitía salir a los seis tripulantes tras una experiencia perfecta. Las horas previas al vuelo también habían sido tranquilas. Con un cielo despejado, nada hacía presagiar que el viaje estuviera en peligro. De hecho, la compañía había trasladado a los medios de comunicación algunas de las imágenes de la tripulación tocando una campaña, siguiendo la tradición marinera, antes de acceder a la cápsula que les pondría rumbo a las estrellas.
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Hubo, eso sí, cierta tensión cuando la marcha atrás se congeló en el momento en que quedaban diez minutos. Posteriormente, Blue Origin informó de que se había paralizado porque se había hecho un chequeo al propulsor principal. Ha contado en varias ocasiones el montañero que lo de ser astronauta le viene desde pequeño, si bien la definición exacta de un vuelo como este sería la de un vuelo suborbital de muy corta duración. «Me crié en un molino a las afueras del pueblo, porque mis abuelos eran molineros, pensando que era una estación espacial en mitad del planeta. Mi madre me llevó a un psicólogo, decía que no estaba bien el niño», recordaba recientemente en una entrevista concedida a este periódico el presentador para promocionar esta gran aventura que se inició tras el deseo del anterior consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile.
De hecho el lanzamiento se ha podido seguir esta tarde en un programa especial conducido por María Casado y Carlos Franganillo en el que contaban la aventura del leonés en el cohete New Shepard, de la empresa espacial Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos, dueño a su vez de Amazon, con la que Mediaset ha hecho piña para producir una serie documental contando la experiencia del aventurero y que se puede ver ya en Prime Video y en Cuatro. Eso sí, los dos primeros capítulos ya emitidos, que muestran el proceso de preparación de Calleja y las reacciones de sus familiares y amigos, no han logrado grandes datos en la segunda cadena de Mediaset, al no alcanzar el 5% de 'share' en las noches de los lunes.
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Volaron junto a Calleja, cuatro empresarios que han pagado alrededor de un millón de dolares por cabeza. A saber, Lane Bess, Elaine Chia Hyde, el doctor Richard Scott y Tushar Shah. Hasta el momento han viajado 52 personas en 10 vuelos similares de esta nave.
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