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Ibón S. Rosales y / San Bartolomé de Tirajana
Viernes, 21 de julio 2017, 19:32
El año pasado, Tamara Fietz se proclamó campeona de Canarias de Saltos de Obstáculos de Hípica. Este año, la grancanaria volvió a competir con el mismo compañero: Lirón W, un caballo westfaliano al que ella misma ha domado desde que lo adquirió siendo un potrillo. El resultado no ha podido ser mejor, en junio Fietz se enfrentó a hombres y mujeres jinetes que no pudieron con ella a lomos de Lirón. La amazona se coronó doblemente campeona quedando ganadora del Campeonato de Canarias y de la Copa Audi de Hípica. «Este año se decidió organizar el campeonato de Canarias en el mismo concurso de la Copa Audi», describe la joven, que logró superar la prueba del salto de mayor altura con un «doble cero, que son dos recorridos limpios, sin ninguna falta», señala.
No son sus primeros hitos en el panorama de la hípica, Fietz también quedó en su día campeona de Canarias en las categorías infantil, cadete o juvenil. Natural de Maspalomas, Tamara Fietz tiene 28 años y trabaja en el departamento comercial de Lopesan. Su pasión por la competición se vio mermada durante los años que estudió la carrera y, una vez la terminó, decidió adquirir un nuevo caballo y regresar, ese fue Lirón.
«Lo compré sin saber nada en una yeguada de Sevilla, lo domé y desde el año pasado está por fin en su momento pletórico», dice orgullosa Fietz. «Cuando compras un caballo lo coges con ciertas cualidades pero después tienes que desarrollarlas, nunca sabes qué te puedes encontrar al final, no sabes hasta dónde puede llegar el animal», explica.
Dar cuerda y domar a un potro para convertirlo en el campeón que es hoy Lirón no ha sido tarea fácil. «Al principio fue un trabajo costoso, era un caballo muy mirón y asustadizo. Los primeros dos años me costó mucho, la gente me decía que tirara la toalla, que comprara otro y probara con otro. Y yo dije; no, lo consigo con este cueste lo que cueste», manifiesta la campeona, que ha pasado por «entrenamientos y concursos para que tenga experiencia» durante estos últimos años. Desde mediados de 2016, Lirón W. está en su máximo esplendor, «nos entendemos perfectamente, llevamos cinco años juntos y el resultado es este, ahora lo disfruto y lo llevo como un guante», declara la campeona.
El siguiente objetivo de Lirón es «seguir entrenando fuerte para llevarlo en octubre al Campeonato de España», cuenta la jinete, que admite que la competición nacional es dura, por el nivel y por las características de las pruebas, como los saltos sobre piscinas por ejemplo. Para ello, somete al animal a seis días de entrenamiento variado, distinguiendo entre lo psicológico y lo físico, y un día de descanso: «En cualquier deportista es muy importante la combinación de esfuerzo psicológico y físico. Descansa un día a la semana y entrena los otros seis, dos días hace cuestas en el campo para muscularlo y el resto entrenamos aquí», cuenta refiriéndose al centro hípico Farabella. «Lo dividimos entre días que saltamos y días que no», añade.
El secreto para que el animal se convierta en buen saltador de obstáculos está en la base del aprendizaje, explica Fietz. «Al principio cuando empiezas estás centrado en el control, que te haga caso, que entienda lo que le pides, que esté flexible y una vez la base está fuerte, se incrementan los saltos», detalla la instructora, que de vez en cuando echa un cable a su hermana, Marta, con algunos caballos del club Farabella, del que es la responsable. «Es importante que la base esté firme porque hay mucha gente que falla en eso, empieza a pedir a los caballos saltar grande pero no tienen el control, el entendimiento o la tensión necesaria y te cargas así la mitad de los caballos», esclarece, «si se rompen de aquí», dice señalándose la cabeza, «ya después no quieren saber nada», avisa.
El siguiente reto de Tamara Fietz tiene dos años y ya es casi tan alto como Lirón, es el tesoro en bruto de la amazona y se le iluminan los ojos cuando habla de el. Su nombre es Borbón. «Todo fue porque Luis Astolfi, el que estuvo con la infanta Elena, vio a Lirón que es un caballo normalito y me dijo: «si el trabajo que has hecho con Lirón lo haces con un caballo de mucha calidad puedes conseguir un súper caballo», cuenta Fietz, que no se quitó la conversación con el competidor olímpico Astolfi de la cabeza. «Entonces lo hablé con mi padre y me fui a Alemania. Allí compré un potro con 8 meses hijo de Baloubet, un caballo medalla de oro olímpica, ahora tiene dos años y tres meses y ya estoy empezando a darle cuerda, ponerle una mantita encima...», relata ilusionada, admitiendo que es su «pequeño diamante, con el que sueña llegar a las olimpíadas».
«Borbón es un torbellino, un terremoto, es todo energía y tiene muchísima fuerza, no sabremos a dónde llegará en cuatro o cinco años», formula esperanzada Fietz, que tiene muchas ganas de correr en la Península e intentar entrar en el equipo nacional de hípica.
El entendimiento entre el caballo y la jinete es fundamental para un buen trabajo final. Tamara siempre recompensa a Lirón cuando termina su jornada de entrenamiento. «Tengo el bolsillo lleno de azucarillos y siempre recibe su regalito, a no ser que se porte mal. Pienso que los caballos hacen un esfuerzo solo porque nosotros se lo pedimos, para él siempre hay premio y lo sabe, me hace una señal con la cabeza como que lo espera».
La unión emocional es difícil de explicar, según las palabras de Fietz. Es algo que sólo los amantes de la hípica conocen. «Es un estilo de vida, como dijo Luis Astolfi. No imagino mi vida llegando a casa sin tener que montar o cargar caballos. Es un proyecto de vida, estos animales llegan a formar parte de tu familia como un perro, es el mismo respeto, cariño y aprecio», interpreta. Por este motivo, cuando Fietz llega estresada del trabajo o enfadada con alguien, el propio Lirón lo nota y se comporta de manera diferente. La amazona solo usa la fusta para dar algún toque de atención, nunca de forma agresiva porque ella misma admite que no funciona. «Hay gente que va a las malas, no lo entienden y creen que utilizando la fusta van a tener mejores resultados pero es todo lo contrario. Cuanto mejor emocionalmente, físicamente y psicológicamente está la persona y el caballo, el resultado es mucho mejor, ellos lo dan todo porque tienen ganas. Ahora, como les pegues...», deja caer la jinete, que considera totalmente inadecuado el machaque al animal con métodos agresivos. «Si el caballo tiene un día malo, lo guardo, porque a todos nos puede pasar», argumenta.
«El caballo siente cualquier tipo de emoción, hay días que vengo estresada y lo nota, notas al caballo tenso porque sabe que estás nerviosa. El analiza tu lenguaje, tus movimientos y sentimientos y se los trasmites. Y más cuando lo montas todos los días, te conocen un montón», relata.
El reto más próximo de Tamara son dos competiciones nacionales, «una nocturna en el sur de Tenerife en agosto», enumera. Pero el verdadero reto que intentará cumplir «con todas mis fuerzas es ir al campeonato de España en octubre en el Club de Campo de Madrid», recalca. Sólo trasladarse hasta allí con su caballo le costará 10.000 euros, por ello, debe asegurarse de que Lirón por lo menos está preparado para esa gran prueba.
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