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Maribel Verdú, caracterizada de sargento de la Guardia Civil. Niete
Semana Santa, harakiri y tráfico de drogas en lo último de Enrique Urbizu

Semana Santa, harakiri y tráfico de drogas en lo último de Enrique Urbizu

El cineasta dirige a Maribel Verdú en un thriller ambientado en Morón de la Frontera, con las cofradías y la base militar como protagonistas de la serie 'Cuando nadie nos ve'

Martes, 4 de marzo 2025, 23:16

La estampa de nazarenos ascendiendo por los cielos parece el delirio de un surrealista, pero seguro que esta imagen es la que permanecerá en la memoria de los espectadores que, a partir de este viernes, disfruten de la serie 'Cuando nadie nos ve'. El viaje alucinógeno de varios penitentes es una de las potentes escenas que ha recreado el director Enrique Urbizu para llevar a la pantalla esta ficción, un thriller con una trama sobre tráfico de drogas que se estrenará en Max y que está protagonizado por Maribel Verdú y Mariela Garriga. Basada en la novela homónima de Sergio Sarria, la producción audiovisual está ambientada en la Semana Santa de Morón de la Frontera (Sevilla), donde está asentada una base militar estadounidense.

Urbizu, maestro en acuñar secuencias insólitas, filma con pericia un asombroso harakiri en plena comarca olivarera, escenario de crímenes que traen de cabeza a la Guardia Civil y a los investigadores yanquis.

El director de 'No habrá paz para los malvados' ha reclutado, en esta ocasión, a un Dani Rovira que brilla en clave exclusivamente dramática, y a actores americanos como Austin Amelio -soberbio en su hieratismo- y Ben Temple. La serie, creada por Daniel Corpas y producida por Zeta Estudios, cuenta con Arturo Ruiz como guionista, quien ha disfrutado de la colaboración de Luis Caballero, José Antonio Valverde, Germán Aparicio e Isabel Sánchez.

«La serie habla de mundos muy codificados, como la Guardia Civil, los militares americanos, las cofradías y los costaleros. Sin embargo, cuando estas personas llegan a casa y se quitan el uniforme, se muestran tal como son, con sus problemas psicológicos y familiares. Alguien dijo que de cerca nadie es normal. Eso es lo que refleja 'Cuando nadie nos ve», asegura Urbizu.

Morón de la Frontera, un pueblo de 27.000 habitantes que se quedó sin procesiones el año pasado a causa de la lluvia, recibió con alborozo la noticia de que la gente del cine iba a replicar escenas de la Semana Santa, lo que obligó a los equipos de producción y arte a hacer un esfuerzo extenuante. Los moronenses se echaron a la calle con sus capirotes para hacer de figurantes, una colaboración que también fue secundada por el arzobispado y los mandos del instituto armado, que adiestraron a los actores en los protocolos y códigos de conducta de los agentes. «Los vecinos aplaudían cuando dábamos la toma por buena», dice el realizador.

Una de las virtudes de la serie es la construcción de los personajes, que huyen de los arquetipos. Maribel Verdú da vida a una sargento de la Guardia Civil que investiga el suicidio de un hombre que vive inmerso en la cultura japonesa y la enseñanza de las artes marciales. A la actriz le ha venido bien la procedencia castrense de un familiar a la hora de afrontar este papel. «A mí me llevaron a vivir con mis abuelos hasta los 18 años. Mi abuelo era coronel de infantería. He vivido el mundo militar en casa y puedo asegurar que es muy diferente de otros estamentos», asevera la actriz, cuyo personaje debe lidiar con una hija adolescente rebelde y una suegra que se va hundiendo en la demencia senil.

Soldado desaparecido

La cubana Mariela Garriga, que encarna a una agente de la Oficina de Investigaciones de las Fuerzas Aéreas de EE UU (OSI), se encarga de averiguar el paradero de un soldado desaparecido. Garriga ha trabajado a fondo el lenguaje corporal, que en el ámbito castrense tiene sus peculiaridades.

Pese al talante disciplinado y el carácter aguerrido de la investigadora Magaly Castillo, esta termina arrastrando vulnerabilidades. Garriga, que ha formado parte del reparto de 'Misión imposible 7 y 8', da voz a una mujer que debe hacerse valer en un mundo gobernado por los hombres. En toda la serie, domina la idea de que es en soledad, lejos del escrutinio público, cuando verdaderamente aflora la idiosincrasia de los individuos y las comunidades. «Cuando no nos creemos observados, nos comportamos como realmente somos», apunta la actriz.

Austin Amelio y Mariela Garriga, en una secuencia de 'Cuando nadie nos ve'. Niete

Las negociaciones con las hermandades y la jerarquía eclesiástica para poder rodar en el interior de los templos y captar los secretos de los penitentes han llegado a buen puerto. «El alcalde, que está al frente de la corporación, estaba muy por la labor. Le interesaba el proyecto. Una vez que se leyeron los guiones y preguntaron, en el arzobispado se fueron tranquilizando. El testimonio del párroco de la Iglesia de San Miguel, que ya nos conocía, fue crucial», alega Urbizu.

La ficción consta de ocho episodios y resalta el contraste de tradiciones entre gentes que, a pesar de vivir en el mismo territorio, no se comunican. «El americano tiene un primer instinto práctico y racional. Nosotros, en cambio, tenemos un carácter más vitalista. Y luego ocupa un lugar destacado el fervor religioso. ¿Cómo explicar que toda una colectividad esté todo el año esperando ver pasar a la Virgen?», argumenta el cineasta.

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