Will Ferrell me hace reír solo con verlo. Y si ya me caía bien gracias a sus comedias, un documental demuestra la calidad humana de ... un actor que, contra todo pronóstico, consigue hacerte llorar de emoción. Disponible en Netflix, 'Will y Harper' narra su viaje en carretera por Estados Unidos durante 16 días junto a Harper Steele, un viejo amigo y jefe de guionistas del mítico programa 'Saturday Night Live', que hasta hace un par de años se llamaba Andrew Steele.
¿Qué lleva a un hombre a acometer la transición a mujer a los 60 años? Hay humor en el filme, porque sus protagonistas dominan las claves de la comedia, pero también se desprende dolor y miedo en las confesiones de una mujer que intenta comprobar si puede seguir haciendo lo que le gustaba antes, perderse en garitos en los que ya no pasa desapercibida, máxime si aparece en compañía de una de las estrellas más populares.
Resulta espeluznante la imagen del país que se filtra en su itinerario por supermercados Walmart, 'diners' de carretera, moteles y canchas de baloncesto. Trump ha calado de tal modo en el pueblo americano que la pareja sufre la transfobia y el odio que colapsan las redes sociales. Ferrell abre todas las puertas, la gente se apelotona para lograr un selfie, pero cuando presenta a su amiga la cosa cambia. Valga como ejemplo su tenso encuentro con el gobernador de Indiana, Eric Holcomb, un republicano contrario a las políticas transgénero.
'Will y Harper' celebra la amistad e invita a conocer y a aceptar al otro. Sin didactismos ni moralismos, logra meternos en la piel de su protagonista. Inesperadamente amargo, quién nos iba a decir que Will Ferrell estaría en uno de los documentales del año.
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