Pocos directores aman tanto las salas como Juan Antonio Bayona. Hijo de un cartelista que decoraba las marquesinas de los cines de Barcelona con pósters ... gigantescos, el autor de 'Lo imposible' siempre ha concebido sus películas para que se vean en pantalla grande. 'La sociedad de la nieve' no es una excepción. Por eso debe experimentar sentimientos contrapuestos: agradecimiento a la plataforma que puso el dinero para volver a contar la epopeya de los Andes y pena porque su estreno on-line interrumpa la trayectoria comercial en salas.
La aterradora escena del accidente aéreo, filtrada ya en las redes sociales, no es la misma vista en un cine que en una pantalla doméstica. 'La sociedad de la nieve' invita al recogimiento para sumergirse en una experiencia que ha marcado a varias generaciones. Es la película de la que todo el mundo habla, desde los que leyeron '¡Viven!' en los 70 y vieron la película en los 90 hasta los que han descubierto ahora aquella odisea de supervivencia.
Qué lástima la opacidad de Netflix, que prohíbe a los cines que la proyectan revelar cifras de asistencia. Qué ocasión perdida de incrementar la cuota de cine español con la última obra de nuestro director más taquillero e internacional. Pocos cineastas asumen sus labores promocionales con la entrega de Bayona, que ha acompañado decenas de proyecciones de la cinta para convertirlas en un acontecimiento. Ahora le toca echar el resto en Los Ángeles de cara a un más que probable Oscar en la categoría de película de habla no inglesa. Aquel chico del humilde barrio de la Trini que hoy llena el elitista Liceo con la música de sus películas sigue siendo un cinéfilo que comparte emocionado la foto del encuentro con su maestro, Steven Spielberg, en los Globos de Oro.
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