Cinco años después de que la compañía de Cupertino irrumpiera en el intrincado mundo de los servicios de vídeo bajo demanda, parece que la exclusividad y el cerrar a cal y canto las propuestas son cosa del pasado. Apple TV+ acaba de abrir su plataforma a dispositivos Android, algo impensable hace tan solo unos meses. La única excepción hasta el momento era Google TV. Pero, claro, el dinero manda y la compañía, que casi siempre ha mimado sus producciones, necesitaba más suscriptores, sobre todo después de afrontar pérdidas millonarias con estrenos como 'Napoleón', 'Argylle' o 'Wolfs' -esta última ni siquiera se estrenó en cines, pese a que esa era la idea inicial-, que no acabaron de ir nada bien.
Lo cierto es que el negocio del 'streaming' es, a día de hoy, muy complicado -solo Netflix parece seguir funcionando viento en popa- y buena parte de las plataformas ya están 'cediendo' parte de sus contenidos a otras plataformas, tal y como han hecho Max o la propia Apple con Movistar Plus+. Pero es que en el caso de Apple TV+, la plataforma sigue siendo muy minoritaria hasta tal punto de tener menos visionados al mes que Netflix en un solo día. Y aunque el músculo financiero de Apple esté más que demostrado, en algún punto necesitas llegar a más suscriptores para que el negocio tenga cierta rentabilidad.
Ha sucedido también con el mundo del videojuego. En 2017, en un intento por dar la vuelta al dominio de Nintendo y Sony en el sector, Microsoft lanzó Gamepass, un servicio que por una cuota al mes permitía jugar a un centenar de juegos, entre ellos todos los lanzamientos de los estudios de Microsoft. Sin embargo, el crecimiento del servicio se ha estancado y la compañía se ha visto obligada a empezar a lanzar sus juegos exclusivos en el resto de consolas.
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