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Para ser un presidente que ha caminado por el filo de la navaja, Fernando Clavijo ha superado hábilmente los dos años de legislatura. Ha debilitado su posición política y la de su partido al quedar al albur del PP y de Casimiro Curbelo, una debilidad que no ha supuesto un lastre importante para cumplir y vender algunos de los grandes objetivos que trazó para su Gobierno, al menos hasta el momento. Sin duda, su gran error de legislatura fue romper el pacto con los socialistas canarios, una decisión que colocó a su Gobierno, y a su partido, en posición de debilidad, en Canarias y en Madrid. El pacto con el PSC-PSOE permitía a Clavijo gobernar con holgura en Canarias, mantener alejado del poder al PP de Canarias y negociar con Madrid gracias a su único escaño en el Congreso. La decisión colocó directamente al PP de Antona en el centro de la política regional, lugar que siempre ocupó CC. En la operación política el Gobierno y el partido quedaron en manos de Antona, al mismo tiempo que restó valor a su voto en Madrid, ahora condicionado por el necesario apoyo del PP en Canarias.
Quedan muchas mangas que cortar en los próximos meses pero la impresión generalizada es que Fernando Clavijo seguirá gobernando sin problemas, con el PP en el Gobierno o con apoyos desde el exterior, pero enteros, sin rivales capaces de romper huevos para hacer una tortilla. En estos meses de soledad, Clavijo ha comprobado que al otro lado de su grupo político en el Parlamento no hay amenaza grave y que los grandes objetivos de gobierno los puede cumplir bandeando una situación política cambiante, que sólo exige cierto grado de inteligencia para colocarse en el lugar adecuado a la hora oportuna.
Para Fernando Clavijo existe un PP que no termina de ser rotundo ni cumple con las amenazas, que no toma decisiones, que titubea a la hora de decidir si entra en el Gobierno o quedarse en la oposición, preso de la política nacional exclusivamente dirigida a mantener a Rajoy. Un PP demasiado agotado en su minoría, asediado por la corrupción, por el problema catalán y por sacar los presupuestos, sin gancho ni iniciativa. Existe un PP canario cuyo liderazgo está perfectamente definido, pero al que parecen poder las presiones internas para paralizarlo o paliar sus iniciativas, que está a lo que le diga Madrid y a sus necesidades. Si el PP decide quedarse en la oposición ésta será limitada, pero sus escaramuzas harán sufrir al Gobierno, salvo que Rajoy convoque elecciones el próximo año y Antona tenga las manos libres para convertir el resto de legislatura en un infierno para Clavijo.
Más allá de CC y de los incondicionales gomeros de Casimiro, Clavijo ha podido comprobar que solo hay desolación, como la que sufre el PSOE inmerso en un proceso de primarias que abre heridas que tardan lo suficiente en curar como para acabar la legislatura. El PSOE, gane quien gane, se queda en el Parlamento con dos grupos bien diferenciados, a los que la reconciliación les suena a abandono. Una Patricia Hernández lamiéndose aún las heridas de su salida del Gobierno y del desastre de su apuesta por Susana Díaz en las primarias de su partido y el grupo liderado por Gustavo Matos, dispuesto a tomar el poder nada más ganar estas primarias. Un PSOE que ya no cuenta con la garantía Rajoy acordada por Susana Díaz, y cuyos miembros están dispuestos a hacerse la guerra en sus aspiraciones. Un PSOE debilitado que desconcierta con sus actuaciones y sus posiciones cambiantes a su propio electorado.
Al margen de la contingencias políticas, el cambio de escenarios que propicia la tremenda fracturación política que ha dejado la crisis en el Parlamento español y que tanta influencia tiene en la política canaria, la única preocupación de Clavijo es Nueva Canarias. Lo es por la fuerza inusitada con la que está operando en Madrid con su decisivo voto y el protagonismo y aceptación públicas que tienen las medidas con las que negocia sus apoyos a Rajoy. Ni la más intensa campaña del Gobierno, incluyendo la estrategia de la confusión, ha logrado disipar los efectos positivos que ha tenido para los canarios el aumento de la subvención del transporte aéreo y marítimo, algo tangible, comprobable, frente al dinero o a medidas que se disipan en su concreción. Nueva Canarias es un rival al que han pretendido aislar en Gran Canaria, donde sin duda, será el partido que representa al nacionalismo, pero su vocación expansiva y el camino político emprendido puede afectar el ya mermado voto nacionalista.
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