Veo que toda forma de delincuencia cae por culpa del teléfono móvil. Esto se sabe desde hace ya unos cuantos años. Lo cómico es que ... se sigue delinquiendo con el teléfono móvil en la mano. Luego llega la Guardia Civil, o el FBI, o la Interpol, o los rusos, con sus sofisticados ingenieros informáticos, y son capaces de recuperar las conversaciones que tuvieron Sócrates y Platón. Todos los seres humanos escriben wasaps peligrosos. Dos amigos o amigas se mofan de un tercero o tercera por el wasap. Se perpetran infidelidades a través del wasap. Se rompen matrimonios. La cantidad de matrimonios que se ha llevado el teléfono móvil por delante es vertiginosa. La cantidad de enamoramientos que solo eran enamoramientos de wasap es tan vertiginosa como los matrimonios rotos. Cualquier ser humano ante el wasap se siente impune. La trampa del wasap está en la urgencia emocional, en el «me van a oír» de toda la vida. Solo los hombres y mujeres de frialdad absoluta ante el wasap vencerán. Aquellos que no escriben wasaps precipitados sobrevivirán. Lo mejor es no tener wasap.
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Si fuese multimillonario, lo primero que haría sería tirar el teléfono móvil por la ventana o pedir al ingeniero informático más listo del mundo que inventara para mi uso personal un wasap indescifrable, hermético, mágico. Si fuese multimillonario, tal vez mandara hacerme a medida un smartphone de oro, pero vacío de tecnología, un smartphone para exhibir en grandes cenas y reuniones. Un smartphone que fuese solo una joya. O que solo permitiera llamadas analógicas. La civilización cree que no se puede vivir sin una conexión a internet. Nadie sale a la calle sin su smartphone. Los autónomos recibimos ofertas de trabajo por el wasap. Sin wasap nos moriríamos de hambre. Los asesinos son descubiertos porque llevaban el móvil encendido en el lugar donde cometieron su crimen. A cualquier hombre o mujer, ya sea joven o maduro, le quitas un día el móvil y entra en pánico o le da un ataque de ansiedad. Pero si el smartphone no es sexo, ni comida, ni contemplación de la belleza desnuda de los mares, las montañas y las estrellas.
El smartphone es cómico, no es trágico. En el fondo la gente tiene miedo a escuchar la voz del otro, por eso triunfó el wasap. La única ventaja que puede tener el analfabetismo tecnológico es que uno aún puede pasarse tres o cuatro días sin saber las estupideces que se dicen en el mundo. Pero si no oyes esas estupideces, cómo demonios sabes que estas vivo. Sin wasap, estás muerto. Y con wasap, eres un vampiro. Elige si puedes.
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