Donald Trump es consciente de que el tiempo es oro y él no dispone de mucho margen de actuación porque su segundo mandato dura cuatro ... años y es muy complicado que pueda tener un tercero, aunque ya hay alguna iniciativa que lo pide, a pesar de que la Constitución es muy clara: solo dos mandatos por presidente. Además, su edad, 78 años, indica ciertos límites, pero, visto lo visto, la iniciativa ya presentada para la reforma legal necesaria que permitiera un tercer mandato a Trump porque sus dos mandatos no fueron consecutivos y no pudo desarrollar su programa electoral podría tener acogida favorable. Ahora mismo, la dinámica de Trump es muy activa, cada día acomete una iniciativa relevante e incluso dos como la llamada de teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, para acabar con la guerra en Ucrania y anuncio de aranceles a todo el mundo, con especial atención a los países de la Unión Europea en represalia por el IVA. Volvemos a recordar que no engaña. Trump lo había anunciado en su campaña electoral: acabaré con la guerra en Ucrania y en Gaza. Lo que no es aceptable son los métodos que utiliza porque desprecia totalmente a sus aliados europeos, algo que no hace con Israel, por ejemplo, porque la relación tiene otras connotaciones, pero tampoco cuenta con el principal implicado, Ucrania. Trump habla hora y media con Putin, establecen una serie de condiciones que en las horas siguientes se van filtrando para que sean asimiladas por los demás y después llama al directamente afectado, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. La técnica es evidente y conocida con un planteamiento de máximos a imponer que después va moderando hasta conseguir lo que en principio había previsto. Pero más allá de cómo lo hace, la cuestión es lo que hace y lo que va a hacer.
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Cuestiones a tener en cuenta: todos quieren el final de la guerra, pero no a cualquier precio.
Putin quedaría como un agresor que puede conseguir buena parte de sus objetivos en cuanto a territorio en Ucrania, un papel de gran potencia capaz de amenazar o incluso invadir otros países vecinos, Ucrania no entra en una OTAN con Estados Unidos lejos de los europeos, aunque con Suecia y Finlandia y los miles de muertos por su invasión y los enormes daños pasarían a una nueva página negra de la historia. Muchos se posicionan ya para el negocio de la reconstrucción. Los despreciados europeos recibimos un mensaje más que nos coloca ante la cruda realidad de asumir costes y compromisos propios en defensa y seguridad, aunque haya que recortar el estado del bienestar.
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