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«He visto cosas que no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. Miré rayos-C brillar en la oscuridad ... cerca de la Puerta de Tannhäuser». Todo lo que narra el replicante Roy –interpretado por Rutger Hauer– en el icónico monólogo de la legendaria película 'Blade Runner', de Ridley Scott, se queda en nada si hubiese estado durante el pasado mandato en el seno de la Sociedad de Promoción del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Con Augusto Hidalgo como alcalde, no hay que olvidarlo.
Desde hace poco más de una semana desembarcó en la Fiscalía Anticorrupción una denuncia presentada por el Partido Popular. La gestión de la Sociedad de Promoción ha generado casi cuatro millones de déficit y una deuda a proveedores de casi ocho, a lo que se suma un uso salvaje de los contratos sin concurrencia pública . La Fiscalía determinará ahora si admite a trámite la denuncia y si los presuntos delitos merecen o no ser juzgados.
Entre las muchas cosas que han marcado el devenir de la Sociedad de Promoción en los mandatos últimos ha brillado su oscurantismo y los repetidos suspensos en Transparencia que le regaló el Gobierno de Canarias. Pese a ello, si se pasea por el portal de Transparencia del Ayuntamiento se encuentran algunas pistas llamativas del 'modus operandi' que imperó. ¡Ojo, no digo que fuera delictivo! Eso lo determinan los jueces y la presunción es sagrada.
Hay que recordar que a partir de 15.000 euros ya no es un contrato menor y se requiere concurrencia pública. En 2021, por ejemplo, figura entre lo realizado por la Sociedad de Promoción un proyecto que costó 14.999 euros. Esto sí que fue hilar fino. También sorprende cómo se repite, sobre todo en 2022, cuando se gastó el dinero público a paladas, el mismo importe para conciertos y patrocinios de distinto cariz y facturados por la misma empresa: 12.840 euros. Qué casualidad que en doce ocasiones, en dos años y con proyectos dispares, el coste fuera el mismo. Ni un céntimo arriba ni abajo.
Por cosas como estas, entre otras, lo que pudo ver el androide Roy se queda en anecdótico. En 'Blade Runner', cuando termina su monólogo bajo la lluvia comienza su vuelo una paloma blanca. Si la escena la hubiesen rodado en el palacete Rodríguez Quegles, la paloma sería buchúa.
Disculpen por la astracanada de humor negro, pero mejor reír que llorar.
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