Un presidente sin mochila

Era inevitable comparar este escenario con el del Congreso de los Diputados, pero lo que más se parecía era la ilusión y las ganas de un presidente que se había enfrentado a los peores momentos de esta comunidad, y además lo hacía sin perder de vista que Canarias necesitaba un giro que comenzara a revertir y que nos hiciera más fuertes después de tanta desgracia. Y este martes asisto al debate ya comoparlamentaria autonómica, interesada en las recetas de este nuevo gobierno, con otro presidente, Fernando Clavijo. Al que he escuchado con mucho interés y del que esperaba escuchar a un presidente ilusionado y sobre todo cargado de propuestas para abordar los grandes retos de Canarias. Lo que hemos visto es a un presidente con un discurso plano, carente de recetas. La principal ya la conocíamos, bajar los impuestos, e intentado hacer un discurso social en el que no cree, cargado de vaguedades y grandes ausencias.

Eso sí, comparto con él la afirmación de que al pasado hay que mirar para aprender. Hemos visto la vuelta del buen rollito, y ya sabemos como acabó, disparando permanentemente al Gobierno central e inmerso en ruido y bronca.

Este martes ha dicho que eso resta. Esperamos que en esta ocasión sea verdad.