En esta sociedad que nos toca vivir, en la que la pérdida de valores se hace más latente, un simple gesto o acción debe ser ... valorado en su justa medida. Telde sufrió los efectos del temporal, con zonas muy afectadas por una fuerte riada tras el desborde de varios barrancos, lo que provocó escenas de pánico y momentos de incertidumbre. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales, pero lo vivido demuestra que la solidaridad de las personas está fuera de toda duda y los teldenses arrimaron el hombro desde el primer momento.
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En Salinetas, en la avenida Américo Vespucio, nadie puso reparo en coger un cepillo o una pala y ponerse manos a la obra con el fin de limpiar la zona y ayudar a los vecinos que vieron cómo sus garajes se vieron anegados. Echando una mano a los equipos de seguridad y emergencias, codo a codo, se captaron imágenes que en alguna medida nos asemejaba con la ola de solidaridad vivida en Valencia tras la Dana. Jóvenes e incluso niños se pusieron el traje de faena y durante horas aportaron su granito de arena demostrando que en épocas de dificultad el ser humano saca lo mejor de sí. Ahora solo se destaca lo malo, en infinidad de ejemplos de personas con nulos valores, pero cuando uno ve a una comunidad entregada en el bien común es digno de alabar.
Salinetas, Melenara, Ojos de Garza, El Calero, el barranco de Las Bachilleras, etc. Muchos puntos de la geografía teldense vivieron momentos tensos con una tromba de agua muy potente. Los vecinos se ayudaron unos a otros, incluso como en Las Bachilleras jugándose la vida para ayudar a una vecina que estaba dentro de su coche arrastrada por la fuerza del agua.
La coordinación de los servicios de emergencia es de alabar también, en momentos de enorme complejidad, así como las continuas advertencias que se iban dando desde el Ayuntamiento de Telde ante la situación de alerta que se vivía. El alcalde Juan Antonio Peña estuvo en primera línea e incluso fue uno más en esa oleada de solidaridad vivida en Salinetas y en otros puntos de la ciudad. Qué difícil debe ser tener sobre sus espaldas tremenda responsabilidad, pero con naturalidad y dando la cara en todo momento, la situación es más llevadera.
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Se pasó un mal trago. Atrás han quedado daños materiales, principalmente vehículos y mobiliario urbano, pero de este mal momento me quedo con la imagen de unidad vecinal, de solidaridad y de sentido de pertenencia, algo que casi nunca se destaca, y en estos tiempos menos.
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