Esto no es nuevo, porque de la falta de arraigo y sentimiento que tiene el Club Baloncesto Gran Canaria ya he hablado en diversas ocasiones. ... Pero a raíz de la marcha de AJ Slaughter del club grancanario, rumbo a Zaragoza, se ha reafirmado mi pensamiento de que la Liga ACB se ha convertido en un mercadeo de jugadores extranjeros, con pasaportes variopintos, y al mejor postor.
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Sin canarios en la plantilla, sin ningún jugador referente en quién tener algo de arraigo, AJ Slaughter se había convertido para los aficionados del CB Gran Canaria en su estandarte. Pues bien, tras cuatro años en la entidad, el norteamericano de Kentucky, con pasaporte polaco, deja Gran Canaria por Zaragoza. Sí, por Zaragoza. No se va a un grande del baloncesto europeo, por lo que eso del sentimiento en la actualidad no existe. Lo que les mueve es el dinero.
Americanos con pasaportes de Polonia, de Georgia, de Azerbaiyán, de Turquía, etc. Y que siga la fiesta. El arraigo no llega, es imposible. El cupo de españoles es limitado y los equipos de baloncesto profesional han entrado en un bucle insostenible. El CB Gran Canaria no tiene ciencia. Se fichan americanos, con sus respectivos pasaportes, y si salen bien habrá éxito y si el rendimiento no es el esperado se cambian por otros. No hay más. El asunto sangrante es que ese dinero lo pagan los grancanarios.
Pero en estas líneas de reflexión, echen un vistazo a las canteras de los clubes ACB. Todas están cargadas de jugadores extranjeros. Los nacionales que brillan salen de muy de vez en cuando, como si fuesen un rara avis, algo que debe pulirse porque la esencia se está perdiendo por completo.
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Se acaba la temporada, no se consiguen los objetivos, pero no pasa nada. Cuando se gana un título, tranquilos que todos los políticos van corriendo a por la foto. ¿Quiénes defienden la camiseta amarilla? Eso da exactamente igual. Gran Canaria se cambia por Zaragoza. Cosas del destino.
Ahora solo falta que la directiva que preside Sitapha Savane le haga un homenaje a AJ Slaughter por sus cuatro años de servicio al club, e incluso que le retiren la camiseta. Por favor, no está el horno para bollos. Hace falta un cambio de filosofía, porque a este paso y con el tiempo ya nadie sabrá ni de dónde son los que juegan en su equipo, ni quiénes permanecerán en el inmediato futuro.
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El cambio de estampas en el CB Gran Canaria ha comenzado. Algo que ya es habitual dentro de este profesionalismo en el que solo vale quien paga más.
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