¿Qué les pasa?

Europa no lleva mejor que España la pandemia, pero nuestro país se ha convertido en centro de todas las críticas, no sin razón. La situación política de España ya era mala, pero la Covid-19 ha aumentado la polarización de los españoles y la distancia entre los partidos, convirtiendo el escenario en una auténtica mofa que avergüenza a la Europa más civilizada.

Los españoles asumimos con resignación el confinamiento más duro de toda Europa en marzo y aceptamos la paralización de la economía para salvar la vida de la mayoría. Por mucho que los propios gobiernos nos criminalicen, culpando a los jóvenes y a las familias de la nueva ola, hemos acatado mayoritariamente las normas sanitarias para proteger y protegerse del virus.

El resultado del confinamiento de marzo fue un éxito. Se contuvo el virus, pero sobrevino un descontrol absoluto y un sálvese quien pueda en una batalla política que no nos merecemos, del que somos las primeras víctimas.

El Gobierno de Sánchez, que tomó las riendas de la pandemia con decisión, la dejó después en manos de las autonomías, que lejos de centrarse en la contención del virus, salvo excepciones, han convertido la crisis en una batalla campal que se ha extendido a todos los ámbitos de la vida pública.

Aquella decisión de Pedro Sánchez tampoco fue inocente. El Gobierno huyó de la quema de la segunda ola, buscó a quien culpar de lo que ocurriese y no puso los medios necesarios para coordinar el foso de los cocodrilos en el que sabía se había metido al país.

La situación se ha desmadrado. Somos el país con mayor índice de contagios y fallecidos, poblaciones enteras confinadas, hospitales desbordados, una gresca política insoportable y una población sufriente que se enfrenta al empobrecimiento generalizado, a la incertidumbre. El personal sanitario al que aplaudimos como héroes en marzo y abril asiste con abatimiento e indignación al espectáculo de nuestros responsables políticos, como dice el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos.

El resultado final es patético. La incompetencia, el partidismo y la rivalidad política y territorial cuestan vidas y la ruina económica. El espectáculo de la política no hace justicia al sacrificio que los españoles ante la pandemia, ni otorga esperanza alguna sobre el futuro en los tiempos de la más grave crisis a la que hayamos podido asistir los que estamos vivos.