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Onalia y lo que no es

La arista ·

Heredera de su linaje político ha coqueteado con todo el poder a su alcance

Sábado, 19 de septiembre 2020, 09:18

Mogán es un emporio, pero también un pueblo chico en el que los infiernos son grandes y eternos, en el que el poder se transmite en sagas familiares. No es difícil pensar que el clientelismo es el factor que mueve la política en ese municipio, de la que Onalia Bueno es uno de sus exponentes.

Heredera de su linaje político ha coqueteado con todo el poder a su alcance. Cuando se vio involucrada en el caso Góndola se volvió en contra de su mentor político, aliado, amigo de aventuras y sufridor de la Justicia junto a ella, Francisco González. Dejó el PP y se armó desde la venganza, sin que sepamos aún públicamente los motivos, en contra de González, al que le disputó la Alcaldía en 2011.

Logró un pacto con el PSOE, con quien gobernó en su primer mandato, sin que el progresismo socialista pestañeara lo más mínimo. En aquel pacto de 2016 los socialistas prefirieron a Onalia Bueno, que al PP, aunque ambos estaban estigmatizados por el escándalo de la investigación policial y judicial en el caso Góndola.

La alcaldesa de Mogán terminó en Ciuca, el de los hermanos Reyes de Telde, un partido al que no le precede, precisamente, la buena fama, pero que convierte en su siglas de cabecera. Coquetea después con Unidos por Gran Canaria, nacido de la escisión del PP y llega a un acuerdo en las elecciones de 2011 y de ahí a la Coalición Canaria de Fernando Clavijo.

El entonces presidente de Canarias trataba de recomponer la vapuleada CC de Gran Canaria con un popurrí de partidos locales y de escasa buena fama. Con Clavijo la alcaldesa de Mogán mantiene una muy buena relación que se plasma en el reparto de fondos del Fedecan y en varias visitas que el expresidente hace al municipio sureño.

El fracaso de Clavijo a la hora de formar Gobierno el pasado año la deja en la cuerda floja. El escenario de poder en Gran Canaria se derrumba por el empuje de Nueva Canarias y Onalia comienza a buscar el retorno al debilitado PP de Australia Navarro, ahora de la mano de Poli Suárez.

No es predecible en qué acabará el proceso judicial que afronta ahora por el amaño de votos, pero su historia está plagada de sospechas, una y otra vez denunciadas por la Nueva Canarias que no ha cesado en su empeño de desvelar cómo se las gasta políticamente y personalmente la todopoderosa alcaldesa de un municipio potente en el que las cosas se manejan de una forma muy familiar.

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