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Las amistades políticas, estimado lector, son solo eso: relaciones interesadas pasajeramente entrañables y ficticias mientras dure el estado emocional cuantificado en provechos, intereses y beneficios… ... para la comunidad social, obviamente.
Es el caso, por ejemplo, de la Agrupación Socialista Gomera: ayer querencias a perpetuidad con los psocialistas canarios, hoy desgajado del florero común y, a la manera del salto del pastor, descenso con el garrote en las manos a la espera de otro nuevo brinco, más apasionados amaneceres. Y tales mesturadas adaptaciones ideológicas se multiplican. Si no, veamos otros desarretos cargados de mataperrerías.
Al Partido Popular español le sucede con su presidenta madrileña, señora Ayuso (tema de los menores no acompañados), lo mismo que a los psocialistas con Sumar (puestos a señalar, añádase al señor presidente de Castilla – La Mancha) en torno al ochocientas cincuenta mil veces millonario rearme.
Debo añadir a Junts, amigo del alma si le das curso a todos sus caprichos... o jodelón jodelón cuando se amula si cualquier decisión gubernamental atenta contra su filosofía acaso racista y, a veces, tal vez voxiana. Por la misma senda o vereda de sufridas infidelidades camina la bonhomía del señor Clavijo, presidente de la comunidad canaria, requintado muchas veces por el PP, socio de gobierno para su angustia y monturrio o fleje de emputes.
En el primer caso la señora Ayuso no se enrabisca contra el pacto impuesto por Vox y aceptado por el presidente valenciano, no: quizás no lo experimenta, como siempre, por convicción democrática y riguroso respeto al Estado de derecho («Me guste o no, he de cumplir la ley») y, de paso, se pone jeringona con el señor Feijóo. (Trátase, recordemos, de la negativa del PP a aceptar la recepción de menores a pesar de que el Consejo de Ministros haya aprobado el decreto - ley que permite derivarlos desde Canarias.)
De lo cual, estimado lector, se puede deducir, concluir e inferir que por enésima vez Vox pregona esta nueva victoria (y van...) de la extrema derecha sobre la derecha-tirando a. Por tanto, así como el presidente del Gobierno valenciano acató por orden de Vox (o, acaso, fue fiel a principios fundamentales) el rechazo a los menores hacinados en Canarias (necesitaba su apoyo para aprobar el presupuesto regional), la disposición del señor Abascal llega también a las comunidades de Murcia y Aragón, ambas en manos del PP. Y como en el fondo y en la forma el señor Feijóo se encuentra cómodo con ciertas alianzas… pues eso.
Respecto al PSOE, este anda a veces en retorcimientos lingüísticos y velas al Diablo. Con su desesperado intento de mantener la presidencia del Gobierno se vio obligado a pactar con distintos vecinos (naturales alianzas en el sistema democrático). Y lo hizo, claro. Pero… también incluyó (imprescindible) a los catalanes de Junts, no precisamente angelitos de Dios ni rigurosamente devotos del Estado español, a fin de cuentas son -con legitimidad- independentistas. Y muy de derechas, muy. Tanto, que pletorizan -y no disimulan alborozos, aleluyas y loas- cuando votan con PP y Vox para ningunear a los psocialistas, oportunidades que no desprecian: muy al contrario, los recrean espiritualmente y, de paso, les sirven para redimir ciertas debilidades europeístas. A fin de cuentas la sangre tira, aunque a veces se vuelve algo así como el aguachirre una vez repleta de glóbulos exclusivamente azulados.
Una segunda angustia vital le llega al PSOE desde la otra izquierda, la de ellos / ell@s, elles, contrarios al rearme europeo. La propuesta en el Congreso para aceptar la idea de invertir miles y miles de millones de euros en nuevo armamento militar recibió el voto opuesto de su aliado – socio – colega Sumar (incluye a Izquierda Unida) quien, por aquello de la coherencia, exige además la salida de la OTAN. O lo que es lo mismo: la derecha, la derecha extrema y la extrema derecha españolas (PNV, Junts, PP y Vox) se identificaron con el PSOE, autopregonado como partido de izquierdas. Pero no de principios, ídeario o doctrina de izquierdas, no: más bien a la manera de un estratega militar romano, autor de la máxima latina Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum ('Por tanto, quien desea la paz debe prepararse para la guerra').
Y en medio, el Gobierno de Canarias (sección CoATIción). De él forma parte el PP con cinco consejerías, la vicepresidencia primera y un largo etcétera de direcciones generales y cargos digitales. Los ppoppulares canarios, en el tema de los menores, muestran su incondicional apoyo al presidente regional señor Clavijo. Pero eso sí: soporte, fundamentación o favor solo moral, recatado y simbólico. Y, por supuesto, limitado a la geografía de nuestra comunidad. Pues, ante la negativa de su jefatura nacional al traslado de los jóvenes a tierras españolas, aceptan las directrices emanadas desde el superior general o máximo dirigente. ('Máximo' sí, pero con el visto bueno, la anuencia o aprobación táctica de la señora Ayuso, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, al decir de Pepe Alemán, aquel gran periodista canario). Por tanto, la inasistencia del señor vicePPresidente canario a la reunión de los barones con el señor Feijóo el pasado lunes se justificó inmediatamente: debía asistir al Consejo de Gobierno (CANARIAS7).
Así, mientras el señor Clavijo Batlle culpe a Madrid (señores Feijóo y Sánchez) de la inmoral, inhumana y obscena situación, los señores diPPutados en Canarias (y adláteres asesores) permanecerán in aeternum en nómina oficial, que la cosa está jodida para conseguir euriles mensualidades, en torno a los cinco mil (dietas aparte, claro). Y así, con cerrados silencios ante el mandamiento impuesto por la ultraderecha voxiana ('¡un mena blanco o negro, ni de coña!') y la postura favorable en Canarias a su ubicación racional y equitativa, van tirando en medio de la vorágine.
A fin de cuentas CoATIción y PSOE serán incapaces de entendimientos con su mayoría absoluta en el Parlamento canario para formar gobierno hasta las siguientes elecciones. Y eso que ambos pueden manejar argumentaciones humanitarias y éticas. Pero los coáticos son incapaces de reaccionar frente al desprecio del PP nacional, a la vista está: Canarias es colonia para el PP, y como tal es tratada. Lo importante, lo que importa, son las comunidades esPPañolas.
Mientras, el señor Clavijo puede consolarse con los versos de su paisano Guillermo Perera Álvarez: '¡Nunca! Dijiste con acento breve, / rápido cual puñal que hiere aleve / tras rencorosa y pérfida asechanza; / y sentí el frío intenso de la nieve / helar la hermosa frente de mi esperanza'.
Después, alguien podría darle a leer alguna estrofa de Nicolás Estévanez Murphy, republicano de toda la vida y autor de 'Fragmentos de mis memorias', 'uno de los documentos más sinceros e importantes del XIX español' en opinión de la tinerfeña María Rosa Alonso. Así, por ejemplo, la del poema 'Canarias': 'Arrojaron sus armas los guerreros, / de la patria llorando los despojos; / y en vez de clemencia castellana / sólo hallaron verdugos rencorosos'. (Valga como meditación.)
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