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Tiene nuestra lengua un término, 'alcalde', localizado en el árabe hispano (forma alqádi) al cual, en primera acepción, el Diccionario define como 'presidente del Ayuntamiento ... de un pueblo o término municipal…'. (Por su condición de arabismo registra también la construcción 'alcalde alamín', 'oficial que contrastaba las pesas y medidas').
Y uno, claro, que después de siete decenios y pico sigue andando por caminos, senderos o sendas y vericuetos (pero emputado por no conseguirlo sobre la mar, a la manera machadiana), llega a conclusiones varias tras haber conocido alcaldes de camisa azul o azulísima portadora de destinos en lo universal, flechas y yugos (estos, recordemos, uncen y enganchan para controlar el Movimiento).
También hubo otras de colores vivos, relucientes bajo el sol, nacidas desde las mismas albas: con ellas los poetas canarios de Antología cercada, por ejemplo, crearon palabras y versos («La palabra será como respiro. / Será la libertad el hombre mismo: / Su espíritu, su cuerpo, su suspiro»). Pero otros (¡oh, dioses del Olympo!), disfrazados dentro de sí mismos, traicionaron voces como las del Pedro Lezcano y les destiñeron significados de ilusiones y esperanzas.
A poco de las primeras elecciones municipales (1979) camisas negras, azules y azuladas metamorfosearon su cromatismo y se vistieron de blanco inmaculado, la pureza; y se disfrazaron de demócratas de toda la vida aunque sus raíces, vísceras y corazón seguían vinculados a la etapa anterior. No obstante, despertaron nuevos alcaldes prestigiados por su lucha contra el fascismo, preparación intelectual, aprecios y respetos ciudadanos, inteligente hacer. Sirva como ejemplo globalizador «El Viejo profesor», «El Abuelo de la movida madrileña», Tierno Galván, primer alcalde de Madrid (1979) y reelegido en 1983.
Pero estamos asistiendo desde poco tiempo acá, estimado lector, a un juego político si no peligroso sí, como poco, desorientador, confundidor. Así, algunos ciudadanos se ven a veces aturdidos (cuando no alucinan 'en colores') dentro de sus lógicos razonamientos ante ciertas municipales mociones de censura (eso sí: absolutamente legales). Véanse, si no, inmediatos antecedentes como son los casos de Santa María de Guía, San Mateo (ambos en GC) y Puerto de la Cruz (Tenerife) en este año que ya periclita. Y cuatrienio atrás, La Oliva (Fuerteventura) y Santa Cruz de Tenerife.
(Por cierto, estimado lector: ¿ha caído en la cuenta de que la vocación religiosa de nuestros antepasados –con todos mis respetos- influyó notablemente en los topónimos isleños? De los cinco municipios apuntados solo uno, La Oliva, es la excepción. Ante tal fervorosa inclinación podríamos añadir otros correspondientes a GC -Santa Brígida, San Nicolás de Tolentino, San Bartolomé de Tirajana y Santa Lucía- ; o El Rosario, San Cristóbal de La Laguna, San Juan de la Rambla, San Miguel de Abona, Santa Úrsula y Santiago del Teide en TF; también Puerto del Rosario -antes, Puerto Cabras-, en FTV; además, San Bartolomé -Lanzarote-; igualmente Santa Cruz de La Palma y San Andrés y Sauces -La Palma-; asimismo San Sebastián de La Gomera. Sobre ochenta y cuatro municipios, diecinueve. Es decir, casi un cuarto del total.)
Veamos, con datos en la mano ('Diario de Avisos', 'eldiario.es', 'El Día', 'El Confidencial', CANARIAS7, 'La Provincia'), los casos arriba expuestos en los cuales cinco mociones de censura, respectivamente, cambiaron alcaldes.
UNO: mayo, 2020. La señora González (PP Majo, hija del señor González Arroyo, a quien un juzgado condenó a tres años de cárcel por defraudar a Hacienda, sentencia confirmada por la Audiencia de Las Palmas) consigue lo hipotéticamente imposible: PSOE, PP y Podemos se unen para apoyarla. (Por cierto: la congruencia ideológica del PSOE lo llevó -siguiente elección, 2023- a votar a favor del mismo alcalde destituido en 2020.)
DOS: junio, 2020. El señor Bermúdez (CC) recupera la alcaldía tras la moción contra el PSOE. Contó con los ppoppulares y una concejala no adscrita. ¿Justificaciones? Cito: «Paralización de la ciudad; SCTF ha ido hacia atrás inexorablemente; la ciudad ha terminado padeciendo una auténtica involución».
TRES: julio, 2024. La señora Falcón (Avesan-CC) es la nueva alcaldesa de La Vega de San Mateo. Su partido y el PSOE presentaron la moción contra el ya exalcalde (UVE) por las razones siguientes: «Haber gobernado durante un año marcado por la inestabilidad y la incertidumbre; su mandato ha sido oscuro para la historia del municipio; año de despropósitos; paralización del pueblo durante 13 meses; el municipio ha sido el hazmerreír porque la máxima autoridad lo ha convertido en un circo mediático; no se antepuso el beneficio del municipio por encima de cualquier cosa».
CUATRO: agosto 2024. El señor Afonso (PP) es el nuevo alcalde del Puerto de la Cruz. Lo apoyaron tres partidos frente al PSOE. ¿Argumentos? «Jolgorio, tenderete, despilfarro, desastre, abandono y caos; barrios abandonados, no hay aparcamientos, situación lamentable de los parques infantiles».
CINCO: septiembre, 2024. El señor Rodríguez (JuntosxGuía-NC) pierde la alcaldía de Santa María de Guía en favor del PSOE (solo dos concejales), su aliado hasta más allá de la muerte: el nuevo alcalde había sido primer vicealcalde. ¿Razones para el cambio? Helas aquí: «Devolver al municipio el esplendor y la prosperidad perdidas en los últimos años; inversiones responsables; satisfacer las necesidades de la ciudadanía guiense; trabajar en la igualdad de oportunidades, promoción del empleo y planes de formación; impulso de la actividad física, el deporte, la renaturalización y la participación ciudadana...». (Por cierto: ¿se puede deducir, entonces, que el gobierno municipal anterior le había dado la espalda a todas sus obligaciones?)
Obviamente, los cinco casos apuntados ni son loados ni criticados por mí, líbreme Alcorac de tal pretenciosa osadía. Solo son simples referentes unidos por un mismo hilo conductor: la moción de censura municipal ojeada desde el punto de vista lingüístico (supongo que influye la ya jubilada dedicación profesional). Así, siguen interesándome todas las palabras, aisladas y en conjunto, para diseccionar, analizar y concluir.
Por tal costumbre a lo largo de casi cuarenta años me parece que se producen curiosas coincidencias entre algunos nuevos alcaldes, no solo en los objetivos (por cierto: no desarrollan cómo los van a conseguir -¡aaamigo!-) sino, incluso, en variadas estructuras lingüísticas. Por ejemplo, Santa Cruz y San Mateo coinciden en el 'retroceso de una evolución, política...': en el primero, «...padeciendo una auténtica involución»; en San Mateo, «el municipio ha involucionado». También Puerto de la Cruz («Barrios abandonados, situación lamentable»). Tampoco se libra Guía, pues reculó («El esplendor y la prosperidad perdidas»).
Más, pues incluso coinciden en la inconsistencia: «Paralización de la ciudad» (Santa Cruz); «Inestabilidad e incertidumbre» (San Mateo); «Despilfarros, desastres» (Puerto de la Cruz); «Una nueva etapa en la política municipal» (Guía)… Y todos, de una u otra manera, ponen por delante el servicio a los ciudadanos; el intenso amor a su tierra; son exigencias del pueblo; fueron mociones por aclamación popular...
En fin… Por lo que me cuentan o he visto con mis propios ojos, La Oliva sigue igualita a la anterior y Santa Cruz mantiene su tradición de «Tenemos varios proyectos en estudio». Obviamente, la objetividad me recomienda silencio sobre los tres últimos. Tendré que echar los papeles para solicitar prórroga en mi condición de ser vivo y, así, tener argumentos para llegar a conclusiones sobre tales municipios dentro de cuatro años (¡ajolá, nelel!). Pero llama la atención la supuesta incompetencia, común a todos los censurados.
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