
¿Quiénes son los verdaderos animales?
Miguel Ángel Rodríguez
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 9 de marzo 2025, 22:53
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Miguel Ángel Rodríguez
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 9 de marzo 2025, 22:53
En que momento el humano se separo del animal que es? ¿Es el ser humano superior a los animales? ¿En qué basamos esta supuesta superioridad, ... en nuestra inteligencia o en nuestra capacidad de destrucción? ¿El planeta nos pertenece o somos solo una especie más que debe aprender a convivir con las demás? Reflexionar sobre estas cuestiones no solo genera controversia, sino que también nos invita a replantear nuestro lugar en el mundo.
A diferencia de los animales, que matan para sobrevivir, el ser humano ha demostrado una capacidad inquietante de matar por placer, por avaricia o por poder. Mientras que en el reino animal las luchas suelen estar motivadas por la supervivencia, los seres humanos han sido responsables de guerras devastadoras, genocidios y conflictos cuyo trasfondo suele ser el control de recursos o la dominación económica.
El mayor depredador del planeta no es el león, el tiburón o el lobo, sino el hombre con sus armas, su codicia y su indiferencia.
Nuestra capacidad destructora no se limita a nuestra propia especie. Los humanos hemos talado bosques, contaminado océanos y alterado ecosistemas completos. En nombre del progreso, hemos convertido paisajes naturales en moles de cemento, y nuestras acciones han llevado al borde de la extinción a innumerables animales. Es irónico que, siendo la especie que se considera más inteligente, seamos también la que más daño ha infligido al hogar que compartimos con todas las demás formas de vida.
El mundo animal es un universo de belleza y sabiduría que, muchas veces, nos ofrece lecciones silenciosas sobre la vida, el amor y la convivencia. Aprender de los animales es también aprender a reconectar con nuestra intuición y con ese sentido natural de pertenencia a la tierra que, a menudo, olvidamos en medio del bullicio de la vida moderna.
Desde la mirada amorosa de un perro hasta la danza majestuosa de una bandada de aves, los animales nos conectan con lo esencial, nos recuerdan la importancia de vivir el presente y nos invitan a explorar el mundo con curiosidad y humildad.
Sin embargo, en nuestra sociedad, las posturas respecto a los animales pueden ser tan diversas como extremas. Para algunos, los animales merecen un trato casi humano, llevándolos al punto de la humanización excesiva, mientras que para otros no son más que recursos, objetos de entretenimiento o bienes de consumo. ¿Dónde se encuentra el equilibrio? ¿Quién define el valor de una vida animal frente a los intereses humanos?
El uso de animales en espectáculos, la caza o tradiciones como las corridas de toros abren un debate difícil de cerrar. Mientras algunos defienden estas prácticas como expresiones culturales o necesidades económicas, otros las condenamos por su crueldad y falta de ética. El debate no es solo moral, sino profundamente cultural y personal.
El eterno debate entre veganos y carnívoros añade más leña al fuego. Para los primeros, el consumo de animales es un atentado a la vida y una elección ética y medioambiental; para los otros, es una tradición alimentaria, una necesidad nutricional o, simplemente, una opción personal.
Sin embargo, más allá de las elecciones individuales, quizás deberíamos coincidir en que, al menos, los animales destinados al consumo humano merecen vivir con dignidad y ser sacrificados sin sufrimiento. Las explotaciones masivas, donde apenas tienen espacio para moverse, donde son sobremedicados con antibióticos que acaban en nuestra cadena alimentaria, y donde los mataderos carecen de controles éticos, no deberían tener cabida en una sociedad que aspire a ser verdaderamente civilizada.
El maltrato animal sigue siendo una herida abierta en nuestra sociedad. Desde el abandono de perros y gatos en las calles hasta la crueldad en laboratorios y explotaciones ilegales. El abandono, la forma más habitual de maltrato, no solo es un acto de irresponsabilidad, sino también de insensibilidad.
Adoptar en lugar de comprar no solo salva vidas, sino que abre las puertas a una experiencia de amor y gratitud inigualable. Cada animal adoptado lleva consigo una historia de superación y una oportunidad de sanar tanto su vida como la nuestra.
En lo cotidiano, la convivencia con los animales también genera polémicas. La presencia de perros en playas y espacios públicos divide a las personas: unos abogan por la integración de los animales en la vida diaria, mientras otros priorizan la limpieza y seguridad de estos espacios. ¿Quién tiene razón? ¿Es posible encontrar un punto medio?
Los que vivimos con animales podemos afirmar que estos nos regalan ternura y amor. Si aprendemos a observarlos, descubriremos en su mirada esa esencia pura y noble que, en el fondo, todos llevamos dentro.
Cuando respetamos a los animales, nos respetamos a nosotros mismos. Porque entendemos que todos somos parte de un mismo ciclo vital, donde cada ser vivo cumple un papel crucial en el maravilloso misterio de la vida.
Me gustaría compartirte un aprendizaje: Si deseas conocer el corazón de alguien, observa cómo trata a los animales.
Tal vez la pregunta no sea tanto quiénes son los verdaderos animales, sino quiénes realmente actúan con humanidad.
Quizás, al aprender a tratar con amor y dignidad a los animales, finalmente logremos ser humanos de verdad.
(ojalatesirva.com)
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