
Reguetón o educación social, en qué invertimos
Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 23 de marzo 2025, 22:56
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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 23 de marzo 2025, 22:56
Es un hecho incontestable, cuando lo social queda en un segundo plano, se genera exclusión, violencia y desigualdad. Estas consecuencias no surgen de un día ... para otro, sino después de años de desinterés, recortes y prioridades mal establecidas.
Esto no es exclusivo de un lugar. En todo el país, la falta de programas de prevención y la escasez de profesionales en el ámbito social han generado un círculo vicioso que pone en riesgo la cohesión social. Si no actuamos ya, lo que hoy parece un problema ajeno, mañana será una crisis que nos alcanzará a todos.
Ante este panorama, resulta incomprensible que algunas administraciones elijan gastar millones en el ruido del reguetón machista, en lugar de invertir en el eco de la justicia social. Es difícil de entender cómo se pueden priorizar espectáculos vacíos por encima de acciones que realmente construyen una sociedad mejor.
Si acaso se me ocurre una explicación, es más sencillo priorizar el entretenimiento que trabajar en la transformación de la sociedad, aunque el precio de esta indiferencia es más alto de lo que imaginamos. Se invierte en 'pan y circo' porque se le brinda a una parte de la población una gratificación inmediata y los distrae de los problemas reales. Mientras que invertir en educación social requiere un compromiso a largo plazo, con resultados más profundos pero menos visibles al principio.
Un ejemplo significativo, en Las Palmas de Gran Canaria, el ayuntamiento se declara feminista y progresista, pero sus decisiones reflejan una gran incoherencia. Mientras destinan un millón de euros para traer a una estrella del reguetón, la educación social permanece en el olvido, arrinconada con presupuestos raquíticos que apenas la sostienen.
¿Es una cuestión de falta de recursos o de prioridades mal establecidas? ¿Es más rentable invertir en espectáculos efímeros que prevenir la violencia y la desigualdad? La pregunta no es si hay dinero, sino en qué se elige gastarlo.
La intervención social no es tarea de una sola profesión, sino el resultado del trabajo multidisciplinar de educadores, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, sanitarios y otros profesionales que, desde sus distintos ámbitos, unen esfuerzos para acompañar, orientar y ofrecer soluciones a quienes más lo necesitan. Solo con una red bien coordinada, con recursos suficientes y apoyo institucional, es posible generar un impacto positivo y duradero en la sociedad.
En este artículo, me centraré en resaltar la importancia fundamental de una de estas profesiones: la educación social, cuya capacidad para transformar realidades, fomentar la convivencia y construir una comunidad más inclusiva, justa y respetuosa es indiscutible. Sin su presencia y apoyo, las brechas de desigualdad y violencia seguirán creciendo.
Si dedicáramos un millón de euros a proyectos de educación social podríamos lograr, por ejemplo, una sociedad más respetuosa. Casi nada. ¿Te lo imaginas?
Empezaríamos por fortalecer la educación en valores como la empatía, la tolerancia o el respeto por la diversidad. Fomentaríamos los espacios de diálogo y entendimiento, donde se reconozcan y valoren las diferentes perspectivas para contribuir a crear una cultura de paz.
Además, es crucial promover el bienestar emocional, brindando acceso a recursos de salud mental y creando ambientes que favorezcan el autocuidado, el apoyo mutuo y la cooperación. Solo cuando cada uno de nosotros se compromete a ser la mejor versión de sí mismo, cultivando el amor, la comprensión y la bondad, podemos construir una sociedad más feliz.
Sí, la felicidad está ligada a la justicia social, por eso es necesario una distribución más equitativa de los recursos. Crear redes de apoyo y solidaridad es fundamental para que nadie se sienta excluido ni abandonado.
La educación social también se encarga de integrar a quienes están en riesgo de exclusión, desde el apoyo a la infancia hasta la ayuda a víctimas de violencia de género, migrantes, exreclusos y personas sin hogar. No obstante, sigue relegada a un segundo plano, con profesionales que trabajan en condiciones precarias y sin recursos suficientes, enfrentando amenazas y agresiones constantes.
El reciente asesinato de una educadora social en Badajoz, presuntamente a manos de tres menores en un centro de medidas judiciales, es un trágico ejemplo de cómo la falta de inversión y prevención no solo perjudica a quienes necesitan ayuda, sino que también pone en peligro a quienes intentan ayudarles.
Otro ejemplo de las nefastas consecuencias de la falta de educación social es la violencia contra el personal sanitario. Un fenómeno alarmante y en crecimiento, reflejo de una sociedad donde la frustración y la falta de inteligencia emocional encuentran una vía de escape en la agresión. En muchos casos, quienes reaccionan con violencia son personas atrapadas en círculos de desesperanza, afectados por adicciones, problemas de salud mental o la incapacidad de gestionar sus emociones.
No podemos seguir lamentando tragedias cuando está en nuestras manos cambiar el rumbo. Es momento de exigir un compromiso a las administraciones responsables.
Porque la educación social es además de un derecho, una herramienta poderosa de cambio. Su fortalecimiento no solo ayudará a quienes están en riesgo, sino que mejorará la convivencia y la calidad de vida de toda la sociedad.
Invertir en educación social es invertir en futuro, es la inversión que más necesitamos, porque cuando las prioridades están del lado del espectáculo y no del bienestar común, lo que realmente construimos es un mundo más roto.
Para terminar quiero dar las gracias a mis compañeras y compañeros educadores sociales, cuya entrega, paciencia y compromiso sostienen los cimientos de una sociedad más amable. Porque a pesar de la precariedad y el abandono institucional, siguen construyendo puentes donde otros solo ven muros, sembrando esperanza donde la indiferencia ha dejado vacío.
(ojalatesirva.com)
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