
El calor que nos sobra
Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 6 de octubre 2024, 23:10
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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 6 de octubre 2024, 23:10
Pasear por las calles de una ciudad o pueblo en un día de calor es como intentar respirar dentro de un horno. No hay sombra, ... el suelo arde bajo tus pies, y los árboles parecen fantasmas del pasado. Ahora dime, ¿de verdad este es el futuro que queremos? Las olas de calor ya son el pan de cada día, y mientras tanto, nuestros pocos espacios verdes están siendo cubiertos de hormigón. Esto es una emergencia silenciosa que está afectando nuestra calidad de vida cada vez más. ¿Vamos a seguir haciendo la vista gorda o nos animamos a cambiar el rumbo?
¿Qué estamos haciendo, cada uno de nosotros, para crear esa sombra tan necesaria? Porque el cambio no lo harán solo las administraciones; cada uno de nosotros también es responsable de sembrar un futuro más fresco. Por ejemplo, plantar un árbol en nuestra casa –ya sea en la azotea, el jardín o en el patio de la comunidad– es una acción sencilla pero profundamente poderosa.
¿Has pensado en la sombra que ese árbol podrá regalar a los niños que juegan, a los mayores que descansan o a ti mismo en los veranos cada vez más largos? ¿Te has planteado participar en proyectos de reforestación o colaborar con organizaciones que luchan por más áreas verdes? O por qué no ser más vigilantes protegiendo los árboles que tanto nos dan sin pedir nada a cambio.
Pero no solo los ciudadanos deben despertar a esta realidad. ¿Qué están haciendo nuestros ayuntamientos? ¿Dónde están los planes ambiciosos de renaturalización urbana que permitan reforestar las calles y plazas con árboles que no solo sobrevivan, sino que prosperen? ¿Cuándo veremos políticas efectivas que protejan a los pocos guardianes naturales que nos quedan?
Los municipios tienen el poder de transformar el espacio urbano calle a calle, haciendo que la sombra vuelva a ser parte de la vida cotidiana. Deben liderar esta regeneración verde, creando corredores de sombra que conecten parques, colegios, hospitales y espacios públicos.
Y qué están haciendo el Gobierno de Canarias y el de España para integrar y financiar medidas que realmente nos ayuden a enfrentar este problema del calentamiento global de manera efectiva?
Pero el reto va más allá de simplemente añadir más vegetación; la clave está en cómo la gestionamos. ¿De qué sirve plantar si después no regamos, ni los cuidamos adecuadamente? Aquí surge una pregunta crucial: ¿Tenemos normativas claras y profesionales cualificados que cuiden estos árboles con el conocimiento y respeto que merecen?
Es urgente que se aprueben y se pongan en marcha ordenanzas municipales que protejan el arbolado urbano. Cada árbol es una fuente de vida para la ciudad, y necesitamos gestionarlos con cabeza.
Estas regulaciones deben ir acompañadas de guías sencillas, manuales de buenas prácticas, que expliquen cómo cuidarlos bien. Las podas deberían hacerse solo cuando sea imprescindible, y siempre respetando sus ciclos naturales. Las talas deberían ser excepcionales, solo en casos donde el árbol represente un peligro o esté en muy mal estado. Y lo más importante: estas tareas deben estar en manos de expertos, que sepan cómo mantener nuestros árboles sanos y fuertes para que podamos seguir disfrutando de su sombra durante muchos años.
Pero sobre todo necesitamos un cambio de conciencia. ¿Cómo vamos a proteger lo que no comprendemos? ¿Cuántas personas realmente entienden el impacto de un árbol en su calidad de vida diaria, en la frescura del aire que respiran o en la sombra que los protege? Es vital que la educación ambiental sea parte esencial del currículo escolar. Los niños deben aprender desde pequeños el valor de los árboles, no como decoraciones, sino como pilares en la lucha contra el cambio climático.
No podemos olvidarnos de que la educación ambiental también es cosa de adultos. La Asociación para la Defensa del Arbolado y el Paisaje (ADAPA) lo sabe y ha dado un importante paso porque ve la necesidad de que reaccionemos ya. Con varios procesos en marcha, como la aprobación de la Ley de Arbolado Urbano de Canarias, la Ley de Montes, y la elaboración de catálogos de Árboles Singulares en los municipios, ADAPA nos invita a reflexionar juntos y a proponer ideas que realmente mejoren el arbolado y el paisaje urbano en Gran Canaria. La cita es el jueves 24 de octubre a las 18:30 en el Gabinete Literario. ¡Nos vemos allí!
Aprovecho para reconocer y felicitar a todas estas asociaciones y colectivos ciudadanos que, con gran esfuerzo y determinación, han tomado la delantera en la defensa de nuestros espacios naturales y en la lucha por una Canarias más sostenible. Gracias a su incansable labor, se han impulsado iniciativas populares que buscan cambiar leyes y normativas para proteger el arbolado urbano, promover la reforestación y exigir políticas ambientales más ambiciosas. Su trabajo es un ejemplo claro de cómo la acción ciudadana puede generar un impacto real y duradero. Nos recuerdan que el cambio comienza en las raíces y que no debemos cortarlas.
El verdadero progreso de nuestras ciudades no está en añadir más cemento, sino en devolverle a la naturaleza el espacio que le hemos robado. Ella, día tras día, nos está gritando que paremos, que dejemos de llevarla al límite: 'El calor que nos sobra, son los árboles que faltan'.
¡La naturaleza nos necesita, y el momento es hoy! Porque en el fondo, todos soñamos con unas ciudades y pueblos más frescos, más vivos, más nuestros.
¿Te unes al cambio? ¿Te lo imaginas?
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