La turra migratoria

El ministro Ángel Víctor Torres y el presidente Fernando Clavijo llevan meses de reuniones buscando las fórmulas para que salga adelante, de una vez, la reforma de la ley de extranjería y se logre un «reparto equitativo» entre comunidades, dado que la solidaridad ni está ni se la espera. Clavijo se ha reunido hasta con Junts, que aunque tiene manías independentistas, aún son más poderosas sus manías conservadoras, por lo que sirve para sumar en la «geometría variable» de la Cámara Nacional. Asimismo, se pueden alcanzar acuerdos con el PNV, un aliado del nacionalismo conservador de CC con el que nos llevamos bien salvo cuanto toca el 'Euskadi nos roba' con el concierto vasco.

Nada, hasta ahora, ha dado resultado para que los menores sean atendidos en las mejores condiciones posibles. Sin embargo, el guineo es un caso de éxito para todos ellos. PSOE, Coalición Canaria y PP pueden felicitarse de que la turra migratoria diaria haya opacado, si no eclipsado, el problema de la masificación turística con el que comenzó la legislatura. Tampoco se habla ya del asunto de la vivienda, del encarecimiento de la cesta de la compra o de que una tercera parte de los canarios viven en la miseria más absoluta.

A este éxito conjunto de los tres partidos hegemónicos hay que añadir el rédito que cada uno obtiene por su cuenta. El PSOE genera tensiones en el pacto regional, el PP puede seguir usando la migración porque jugar con el «que vienen los negros» siempre se le ha dado genial. Y CC puede seguir con la matraquilla del monotema de que Madrid nos maltrata.

El caso no es qué hacer con los menores migrantes sino, como siempre, que hablemos de otra cosa con tal de que no miremos para unos servicios públicos que dan asco-pena.