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Imagen tomada durante la concentración de agentes de la Policía Local y de Bomberos de la capiatl grancanaria este viernes. Cober
Una fiesta es una fiesta
...y los gatos tocan el piano

Una fiesta es una fiesta

Sábado, 21 de diciembre 2024, 23:07

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La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria se concentró este viernes ante las puertas del Ayuntamiento municipal para denunciar su precaria situación de personal y, de paso, advertir de los riesgos para la seguridad ciudadana que ello conlleva. Junto a ellos no podían faltar agentes de Bomberos, uno de los cuerpos peor tratados por quienes mandan. Ni unos ni otros hacen falta en la sociedad del espectáculo en la que se han convertido las administraciones públicas, más preocupadas de llenar las agendas de la ciudadanía con actividades que te hagan salir de casa y te pongan en los entornos comerciales para incentivar el consumo que de prestar servicios esenciales a la ciudadanía.

Tanto para el local como para el turista siempre queda mejor un selfi en la bola de Navidad de Las Canteras o en la alfombra roja de Mesa y López que uno con un agente de policía o de bomberos, que ni siquiera van a caballo o usan gorro con plumero, que sería más vistoso. La seguridad y la prevención son el aceite del agua de la diversión, y como dice el dicho, una fiesta es una fiesta.

Que aumente la inseguridad en las calles o que venga a sacarte de tu casa en llamas el único bombero de guardia de tu parque zonal son los efectos colaterales que hay que estar dispuestos a asumir por la fiesta hasta morir.

Resulta cuanto menos esperpéntico verlos defender el carnaval porque no solo es un espectáculo, sino una industria que da de comer a muchas familias y no percibir que los 400 agentes de policía son otros tantos puestos de trabajo que también dan de comer, más las decenas que faltan en bomberos, en los servicios de limpieza, en parques y jardines, en la administración general, en atención al público…

Escorarse hacia la sociedad del espectáculo tiene sus consecuencias, y como ya sabemos por otras áreas como educación, sanidad, dependencia o asuntos sociales, las consecuencias las paga la ciudadanía más vulnerable.

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