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La prueba de fuego

La prueba de fuego

Lunes, 26 de agosto 2019, 10:36

No podía tener peor estreno Ángel Víctor Torres de su mandato. Los tres incendios que durante 12 días han devastado Gran Canaria han supuesto una prueba de fuego para su liderazgo y para el pacto de progreso. El presidente del Gobierno ha estado a la altura de las circunstancias y ha sabido timonear con equilibrio la peor crisis medioambiental que ha sufrido Canarias en los últimos 12 años. Una situación que produce tensiones ante las instituciones implicadas ha contado también con la exquisita posición en segundo plano del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.

La crisis del fuego, al margen de la marrullería política, constituye todo un ejemplo de coordinación de instituciones implicadas y de buen hacer político. La vanidad y el afán de protagonismo que este tipo de hechos dramáticos despierta en la clase política quedó suspendido desde el mismo momento en el que prendieron las llamas en Valleseco y se calculó las dimensiones de la tragedia que se avecinaba. Antonio Morales cedió rápidamente el testigo del protagonismo al presidente del Gobierno y a su equipo mientras los técnicos del Cabildo de Gran Canaria seguían trabajando.

Ángel Víctor Torres y su equipo se pusieron al frente del operativo sin estridencias, aunque en algunos momentos la tensión interna y los debates técnicos amenazaron con hacer saltar por los aires la coordinación. La sociedad canaria supo también percibir la gravedad del momento y la transparencia con la que se informó en todo momento. La respuesta civil también ha sido ejemplar, más allá de quién ha estado absolutamente ausente, los partidos de la oposición en el Parlamento de Canarias, especialmente Coalición Canaria, que han buscado a través de antenas sociales y redes enturbiar el buen hacer del Gobierno y del Cabildo de Gran Canaria. Lamentable que hayan señalando culpables con argumentos que no se sostienen y antes de que el fuego se apagase y la Guardia Civil iniciara su investigación.

El incendio de Gran Canaria ha servido para escenificar la existencia de un gobierno potente, de un presidente entregado que ocupa todo el espacio público y de un pacto sólido y respetable entre los partidos de progreso. Obtener la inmediata colaboración del Estado, la visita de dos ministros y del presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez ayudó a escenificar el potencial del Gobierno de Canarias en la legislatura que iniciamos.

La tentación de utilizar políticamente el incendio por parte de unos y de otros ha estado presente, y de hecho se han dado tensiones y cierta prepotencia, pero, finalmente ha primado el interés público, la sensatez y la corrección política en la coordinación y en la escenificación pública. El ejercicio de contención de algunos de los protagonistas es loable y la prueba de que para esta aventura política se han coloca por encima de la bajeza con la que algunas veces funciona la política.

Todos hemos aprendido de este incendio, y si estos son los mimbres con los que se articula la sociedad canaria, volcada en la solidaridad, y el espacio político que nos gobierna, la esperanza que generó la nueva situación tras las elecciones de mayo sigue viva y podemos estar ante un éxito duradero.

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