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Y ahora, el 12 de octubreSí, y ahora el 12 de octubre, el Día de la Fiesta Nacional de un gran país, el Reino de España, que al igual que ... otros, como Estados Unidos y su 4 de julio, Francia y su 14 de julio o Suiza con su 1 de agosto, y como señala la propia norma legal que lo instauró en 1987, sigue una «práctica común en el mundo actual, (y) tiene como finalidad recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos». Algo de lo que ya fueron conscientes los españoles de 1892, cuando se estableció por vez primera esta fecha como Día de la Fiesta Nacional española, aunque luego se cambiara por circunstancias históricas que, afortunadamente, se han superado.
Y entre aquella ciudadanía de finales del siglo XIX no quedó atrás la grancanaria, con personalidades como Agustín Millares Torres, o el Doctor Chil y Naranjo, quienes entendían la enorme trascendencia que la efemérides, sobre la que se asentó la declaración de Fiesta Nacional, tuvo para el devenir de Gran Canaria en particular, y de Canarias en general. Es por ello muy importante que la principal conmemoración de la Fiesta Nacional sea procurar las bases necesarias para una gran inmersión en la cultura y los lazos que unen a España y toda Hispanoamérica, que tienen en Canarias una ineludible y, al tiempo, fecunda encrucijada atlántica, de especial significación para lo que supuso, y supone hoy, redefinir y modelar con nuevos aires el alma, la cultura y la misma identidad española, que se enriqueció muchísimo con lo que le aportaron los pueblos, las culturas y las civilizaciones con las que se encontró, con las que convivió y con las que construyó un mundo muy diferente que, en buena medida, hizo posible un progreso y un rumbo distinto de toda la humanidad.
Una labor a la que, durante décadas e instituidos en verdadero e ineludible patrimonio cultural de Gran Canaria, los Coloquios de Historia Canario-Americana hicieron una aportación de primer orden atlántico, americanista e internacional, tanto por los contenidos que se atesoran en las actas de todas sus ediciones, como por la oportunidad de encuentro, debate y reflexión que ofrendaron en el marco de la grancanaria Casa-Museo Colón en varias décadas entre dos siglos. Unos Coloquios en los que, además, se miraba no sólo al pasado, sino al futuro de todo ese mundo, donde el encuentro en la hispanidad aún tendrá mucho que decir, aportar y sumar. Unos Coloquios que este mes de octubre se echan muy en falta no sólo en la isla, sino en muchos otros ámbitos exteriores. Y la mayoría no lo entendemos.
Por ello debemos recordar, una vez más ante esta fecha, cómo Canarias, con su honda tradición colombina, con su aportación a la globalización, con el papel jugado en la proyección de España hacia otros continentes, y que, tal cual señaló el propio Benito Pérez Galdós en un año muy complejo y significativo como el de 1900, siendo «los más distantes, seamos los más próximos en el corazón de la patria», aporta un sustento muy señero al conjunto de motivos que hacen desde 1987 al 12 de octubre Fiesta Nacional de España.
Y desde Las Palmas de Gran Canaria, que vivió aquel 12 de octubre en los primeros y más tempranos días de su historia, cuando todavía sólo era la Villa del Real de Las Tres Palmas, cuando aún no podía entender la trascendencia que tendría el paso por aquí del Almirante de la Mar Océana y su flota el mes de agosto previo, hoy sí se perciben y se comparten los argumentos razonados por la misma Ley 18/1987, de 7 de octubre -aprobada por las Cortes, «a través de la decisión de los legítimos representantes del pueblo español», firmada por el presidente Felipe González Márquez y rubricada por el Rey-, que establece el día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre, cuando en su exposición de motivos señala como la «fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos».
Y más allá de esos límites europeos estaba esta ciudad, y este archipiélago, que se abría como un precedente elocuente de lo que luego sería el encuentro, la convivencia y el progreso en toda la América hispana.
Y, así, no es de extrañar aquella idea del insigne escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, acerca de que, si Canarias fue la puerta de América para los europeos, también lo fue de Europa para los americanos.
Y en este 12 de octubre, en el meollo de lo que puede y debe significar la Fiesta Nacional de España -que debería tener más presencia en centros educativos e instituciones socio-culturales, como la tienen las celebraciones de los días autonómicos-, y desde la perspectiva del Archipiélago Canario, se puede rememorar como José Viera y Clavijo, en su «Historia de Canarias», ya apuntó en la segunda mitad del siglo XVIII como «los que todavía pronuncian con respeto el nombre de los Argonautas deben oír con más admiración el de Cristóbal Colón, que hizo cien veces más, pues hizo conocer a una mitad del globo de la tierra a la otra mitad que no sólo no era conocida, sino que todos se empeñaban en negarla», y apostillaba concluyente que «en este descubrimiento de América deben representar sin duda las Canarias un gran papel». Esto, y muchísimo más, son los adoquines del camino que lleva al 12 de octubre como Fiesta Nacional del Reino de España.
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