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Hace más de siglo y medio que existe la 'fotografía' -aunque deberíamos preguntarnos hoy ¿Qué es la fotografía? ¿Qué significa 'fotografía' ?, por evidente y sencilla ... que nos pareciera la respuesta-, aquel procedimiento técnico que inventó Nicéphore Niépce en 1824 y que, en seguida, se convirtió tanto en una técnica novedosa utilísima, como en un invento que transformó totalmente la forma de percibir el mundo, y aún no se conoce bien, ni es materia ampliamente difundida, no ya su historia, sino el papel que ha tenido en el devenir y las transformaciones de la cultura, de la misma sociedad en sí misma. Tanto que ello lleva a historiadora de la fotografía pionera en España Marie-Loup Sougez (París 1930-Madrid 2019), a redactar su clásica obra 'Historia de la Fotografía' (2011), en la que no se limita a los aspectos formales de la evolución de las técnicas fotográficas, sino que se adentra en la «relación de la fotografía con las demás formas de expresión plástica, sobre todo con la pintura, las consecuencias sociológicas del fenómeno en la vida cotidiana, su relación con la inspiración literaria y sus posibilidades futuras, así como la aportación fundamental de los procesos fotomecánicos a la transformación de la edición y la prensa ilustrada», pues sin lugar a duda alguna, aunque aún hay muchas normas legales que no lo reconocen o establecen así, hoy debemos considerar a la fotografía como un auténtico documento archivístico, cuidado, clasificado, estudiado y conservado como cualquier otros documento manuscrito o impreso.
El tratamiento, estudio y conservación de la fotografía histórica en Canarias, pese a la trascendencia que tiene para conocer y entender mejor momentos cruciales de la historia del los últimos cien años en las islas, pues aquí la fotografía no llegó hasta …., como puede ser la construcción del Puerto de La Luz y la presencia británica, el primer turismo, que trajo consigo, la primera revista ilustrada, publicada por Gustavo Navarro Nieto bajo la cabecera de 'Canarias Turista', el proceso de desarrollo de obras públicas fundamentales como carreteras interiores o grandes presas, sin olvidar las primeras repoblaciones forestales, o lo que es casi más fundamental, cómo eran y actuaban las personas que habitaron el Archipiélago, en sus más diversos, distantes y distintos lugares, aún no tiene ni un respaldo normativo legal suficiente, que la considere como auténtico 'documento histórico y archivístico', como se ha resaltado en las VII Jornadas de Patrimonio Fotográfico de Canarias días atrás, ni un apoyo institucional, o de mecenazgo, suficiente para lograr buscar, compilar, restaurar, estudiar y conservar millones de fotos que aún existen, tanto en archivos públicos, como en colecciones privadas, aunque ya han sido miles -la verdad es que se desconoce el número siquiera aproximado, de fotografías históricas que se han perdido o destruido en el transcurso de los años, pues no se les dio el valor trascedente que tenían como documento histórico de primera magnitud.
Sin embargo, no todo es tan oscuro. Hay que ser generosos y reconocer una labor tan esencial como la que desde hace veinte años desarrolla la FEDAC, gracias a la iniciativa y apoyo del Cabildo de Gran Canaria, a través de su 'Archivo de Fotografía Histórica de Canarias', cuya existencia y trabajo ha permitido la celebración ya de siete Jornadas de Patrimonio Fotográfico de Canarias, que en la presente edición abría su director, Gabriel Betancor Quintana, resaltando como «hace 50 años la fotografía no tenía consideración de documento de archivo, y prácticamente ninguna institución de la isla -salvo El Museo Canario- se ocupaba de su conservación», si se exceptúa también algunos coleccionista privados de muy diversos momentos, como fueron Eduardo Benítez Inglott en la primera mitad del siglo XX o José Antonio Pérez Cruz en la segunda mitad, entre algunos otros. Ante ello añade como, en la actualidad, «la práctica totalidad de los ayuntamientos de la isla conserva sus colecciones fotográficas apoyados y coordinados por el cabildo de Gran Canaria a través de su Archivo de Fotografía histórica de Canarias de FEDAC», un archivo donde se conservan más de un millón de registros fotográficos.
Unas VII Jornadas de Patrimonio Histórico, dedicadas en esta ocasión a la 'Macaronesia 1975-2025', que merecen un amplio seguimiento, pues al referirnos a 'patrimonio' hablamos de algo que nos concierne a todos, que es fundamental para la sociedad en su conjunto, aunque no sea consciente de ello en toda su dimensión y trascendencia. Unas reuniones de trabajo en la Casa de Colón, que ha sido su sede habitual en ediciones anteriores, en las que se ha planteado «una reflexión, a partir del patrimonio fotográfico, de la evolución política, social, económica y cultural de los cuatro archipiélagos que conformamos la Macaronesia» (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde), precisamente a modo y manera de ejemplo de lo que la fotografía aporta a la historia y al conocimiento sociológico y antropológico de una sociedad, o, en este caso, de un conjunto de sociedades aunadas por diversos factores en sus emplazamientos estratégicos en el Atlántico.
Merece la pena recordar cómo, la que podemos considerar la primera reflexión amplia sobre la 'fotografía' en la prensa de Gran Canaria, en el periódico El Ómnibus de 6 de octubre de 1858, ya destacaba entonces que «si la fotografía llega alguna vez, como al parecer está llamada a transmitir, lo objetos por medio del telégrafo eléctrico, se habrá causado una verdadera revolución», y, al mirar mi ordenador, y todas las páginas webs que, en segundos, nos acercan miles de imágenes, veo que gran y preclara intuición tuvo aquel inquieto periódico insular.
Es por ello que, en una ponencia presentada en estas mismas Jornadas, en su edición de 2018, tenía la oportunidad de apuntar como la fotografía se instituye como uno de los símbolos de la transformación urbana, económica, social y cultural de Las Palmas de Gran Canaria en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, al tiempo que se convierte en verdadera crónica de ese tiempo finisecular. Asume también un papel relevante en la difusión de la imagen de la ciudad y su puerto a nivel internacional, al tiempo que contribuye a promover su imagen de destino turístico. Determinados acontecimientos ponen de relieve este papel de la fotografía, como puede ser el caso de las visitas reales en 1906 y 1907 por la trascendencia que tuvieron dentro y fuera de entorno insular.
Unas Jornadas que deben trascender al conjunto de la sociedad, contribuir a resaltar el valor de la fotografía en la construcción de una cultura actual que se mueve por la imagen, que nos recuerdan como ya Lewis Hine (USA 1874-1940) -uno de los primeros en percibir las capacidades de la fotografía para mostrar las injusticias y para desarrollar las conciencias- apuntaba que «si pudiera contarlo con palabras, no me sería necesario cargar con una cámara», y que plasman aquello que llevó a escritora, novelista y filósofa Susan Sontag (USA 1933-2004) a redactar su obra 'Sobre la Fotografía' (1973) reflexionar «sobre los problemas estéticos y morales planteados por la omnipresencia de las imágenes fotográficas», o como sostienen Merizanda Ramírez Aceves y Angélica Arreola Huerta, en su artículo 'La fotografía como memoria histórica y la importancia de su rescate' (Blog BNE, 2023), la fotografía «forma parte de las evidencias visuales que, a su vez, ayudan a reconstruir el pasado (memoria histórica). Las fotografías se insertan como constructoras del imaginario colectivo, pero también como un producto de él, ya que, si bien se desarrolla en la mente, tiende a proyectarse por medio de toda manifestación intangible (ideas y valores) y tangible (monumentos, pinturas, esculturas, libros, foto-grafías, etc.). Por tanto, las fotografías merecen ser conservadas porque ofrecen al hombre la posibilidad de capturar momentos específicos de un tiempo y lugar determinados, hace posible el encuentro con el pasado de una forma visual y estimula la memoria del individuo que observa la imagen, quien, además de las palabras que le relatan un acontecimiento pasado, tiene elementos visuales que lo ilustran, lo cual puede arraigar aún más un recuerdo».
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