Coches más caros

La firma norteamericana, para ensalzar el alto nivel de prestaciones de uno de sus nuevos modelos, lanzó un comercial televisivo donde se comparaba con uno de los vehículos de alta gama del gigante germano del automóvil. La conclusión, los coches eran casi idénticos, con la única salvedad de los precios.

Por la misma línea vino la réplica. Con una coletilla de remate que puso fin, diciendo algo así como que Ford vale tanto y Mercedes vale tanto por 2, «porque no todo el mundo puede tener un Mercedes». Quedaba patente que al comprar un automóvil diseñado en las fábricas de Sindelfingen o Bremen, al margen del aspecto meramente automovilístico, se accedía a la exclusividad.

La semana venidera, cualquier Mercedes que se venda en Estados Unidos costará un 25% más que en este fin de semana; siendo de suponer que quedará fuera del arancel la producción que salga de la planta que tiene la marca en Tuscaloosa (Alabama), a pesar de que se puedan emplear componentes europeos. La consecuencia inmediata, como pasará con todas las demás marcas afectadas por la política confrontista de Trump, será una bajada superlativa de las ventas. Y no sé yo si a cambio, por más que Musk busque reactivar a Tesla, irán a más las compras de vehículos locales.

Consecuencia, ruina general; pues el estadounidense medio que aspire al privilegio es de suponer que estará dispuesto a esperar por un giro de la situación, incluso cuando se le obligue a comprar local bajo amenaza de deportación a Groenlandia.