Fueron 2.853 vidas las que se perdieron en Canarias a causa de la covid-19. En el ámbito estatal 121.760, desde los primeros ... registros oficiales de decesos causados por la pandemia hasta el 30 de junio de 2023. Y hay polémica de aúpa esta semana por los casos fatídicos en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, pues mientras una primera estimación elevó la cota a 7.291, están de últimas las autoridades regionales rebajando el apunte dicho.

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Números, números y más números; fruto de la trampa de muchos de que intentemos aplicar mecanismos de autodefensa para cosificar y deshumanizar; pues así es más fácil obviar que todas las víctimas fueron, siguen y seguirán siendo, personas con nombres y apellidos; habitualmente con familias y amistades con las que compartieron sueños, aspiraciones, miedos, esperanzas, alegrías, fortunas y tristezas.

Cumplidos cinco años del estallido de la crisis sanitaria mundial, con tan devastadores consecuencias, tengo que dar la razón a quienes en primavera y verano de 2020 elucidaban que acabaríamos saliendo de la crisis con dos aspectos muy seguros. Uno, que seríamos menos en cantidad. Y dos, que para nada seríamos mejores llegada la calma.

Avanzado marzo de 2025, si acaso, tengo claro que al menos contamos con profesionales sanitarios muy dignos de respetar y mimar por siempre. Y quiero confiar en que la sociedad civil sabría ingeniarse para bien actuar de inicio en el supuesto de otra pandemia de envergadura. Y poco más, pues en un mundo disparatado, con máximos mandatarios empeñados en meternos en un conflicto bélico planetario y deseosos de hacer que la economía se vaya a hacer puñetas, cuesta ver a dirigentes capaces de asumir errores, con sensatez suficiente para procurar hacerlo mejor cuando de nuevo nos vengan muy mal dadas.

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