Secciones
Servicios
Destacamos
Hubo un tiempo en que Íñigo Errejón se colocó en el centro del debate político nacional con esa imagen a medio camino entre Peter Pan ... y Pitagorín. Para unos era una especie de niño de Primera Comunión que envolvía en celofán una ideología extrema; para otros era sencillamente un pedante, mientras que entre sus seguidores se consagró como un intelectual de verbo afilado. Este jueves, su carrera política acabó de manera abrupta aparentemente por decisión propia, pero es evidente que forzado por los acontecimientos: deja el escaño y sus responsabilidades orgánicas tras conocerse que varias mujeres lo acusan de comportamientos machistas, unas denuncias que, por lo que vamos sabiendo, han llegado también al ámbito de las fuerzas de seguridad y más pronto que tarde al ámbito judicial, si no es que ya están sustanciadas en algún juzgado.
Como queda mucho que saber, no hay que precipitar las conclusiones. Me refiero sobre todo a la vertiente judicial, de manera que en ese ámbito, a día de hoy, hay que moverse entre la presunción de inocencia y, en paralelo, dar todo el crédito a las denunciantes, alguna de las cuales ya han salido del anonimato. Y, sobre todo, recordemos que el foco hay que situarlo en el denunciado, no en ellas.
Otra cosa es la dimensión política de lo que vamos conociendo. En este punto, Sumar tiene mucho que explicar. Sabemos que esa organización política abrió una investigación, pero no está claro cuándo, esto es, a partir de qué hechos o indicios. ¿Tras hacerse eco la periodista Cristina Fallarás de la experiencia de una presunta víctima? ¿O el runrún habían llegado con anterioridad a oídos de la formación que tiene a Yolanda Díaz como referente? Y ¿cómo se suceden los hechos? ¿Sumar llama a capítulo a Errejón y lo obliga a retirarse?
A todo esto se suma otra dimensión: Errejón se va con una carta de despedida que contiene un argumentario bastante vergonzoso. En síntesis, viene a decir que lo deja porque su comportamiento «neoliberal» es consecuencia de la distorsión producida por tantos años de estancia en la primera línea de la política. ¿Acaso piensa que todo diputado con más diez años en el cargo acaba convertido en un presunto autor de comportamientos machistas? Lo adereza además con el dato de que tiene acompañamiento psicológico, como si eso fuese una disculpa; una afirmación sonrojante por parte de quien tanto contribuyó a que se hablase de salud mental en el Congreso.
Lo fácil es decir que Errejón ya es un difunto político pero no hay que echar sobre esa tumba hasta conocer si esto se sabía hace tiempo y se ocultó. Si la respuesta es afirmativa, su dimisión no debe ser la única.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Debido a un error no hemos podido dar de alta tu suscripción.
Por favor, ponte en contacto con Atención al Cliente.
¡Bienvenido a CANARIAS7!
Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente, pero ya tenías otra suscripción activa en CANARIAS7.
Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo para analizar tu caso
¡Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente!
La compra se ha asociado al siguiente email
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.