La Copa y el Gran Canaria Arena. Acabó la Copa del Rey y lo hizo sin presencia canaria sobre el parqué en la final, ... pero sin que ello desmerezca a los dos equipos isleños, que sí se colaron en las semifinales y batallaron hasta que ya las fuerzas menguaron. Y acaba la competición con un muy buen sabor de boca. La isla y la ciudad han brillado con intensidad como organizadores del evento de la mano de la ACB. Visto lo visto, hay motivos para confiar de cara al Mundial de Fútbol de 2030, que será todo un reto de logística, con el añadido de contar con un estadio ampliado. La Copa del Rey no habría sido posible sin el Gran Canaria Arena y es por ello de justicia recordar que, si está ahí, fue por el empeño político en su día del grupo de gobierno que lideró José Miguel Bravo de Laguna. Es más, el veterano político, que ahora repasa su trayectoria en artículos en este periódico, se quedó solo defendiendo aquel proyecto y ese fue uno de los motivos esgrimidos por el PP para apartarlo. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio.
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Lección de historia y de teatro. No cabía un alfiler en el Teatro Cuyás el pasado sábado, al igual que el viernes, en la representación de '1936'. Entre los espectadores de la segunda función se encontraban el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, y el presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez, así como la concejala capitalina Betsaida González. Y en el patio de butacas, en la última fila, junto a la mesa que controlaba luces y sonido, se encontraba Andrés Lima, codirector del montaje escénico y uno de los encargados de forma teatral a una pieza mastodóntica escrita por cuatro autores. '1936' no ha defraudado a quienes esperaban ver uno de los grandes montajes de la temporada y una clase de historia -y de emociones- en torno a la guerra que enfrentó a españoles contra españoles y que fue posible, en gran medida, por la pasividad de la comunidad internacional, esa que entonces 'dejó hacer' y poco después sufrió las consecuencias en la Segunda Guerra Mundial.
El abismo blanquiazul. El CD Tenerife se encuentra ya a más de diez puntos de mantenerse en Segunda División, con el añadido de la inestabilidad interna tras la detención y puesta en libertad de su segundo máximo accionista y previsible -al menos hasta entonces- presidente. El Tenerife se asoma al precipicio de un descenso que, en caso de consumarse, pondrá a prueba su fortaleza accionarial y el apoyo de los aficionados.
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