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Ese grupo de amigos y devotos de las artes escénicas que está detrás del nombre comercial Zalakadula no necesita que en esta esquina se les haga publicidad. Es más, la venta de entradas para las representaciones de estas navidades va tan bien que ya el ... teatro Pérez Galdós les ha habilitado más funciones.
Por algo será. Este año regresan con un espectáculo bajo el nombre 'Tamarania', esto es, con un historia nueva pero con las mismas ganas de siempre de atrapar la atención de público de todas las edades. Porque ese es uno de los mayores méritos de la factoría de entretenimiento que es Zalakadula: engancha a los pequeños y convence a los padres para repetir, sumando a ello el hecho de que va camino de treinta años desde que subieron por primera vez a la escena, de manera que hay progenitores que fueron siendo niños al teatro a ver el montaje de turno y ahora hacen lo propio con la siguiente generación.
Luifer, Antonio Lorenzo, Mari Carmen Sánchez... y una larga lista de nombres siguen detrás de Zalakadula. Ellos y ellas consiguen cada año que las funciones salgan adelante y que les queden ganas de repetir. Supongo que porque son un poco masoquistas, pero es lo que le pasa a quienes ven compensado el sacrificio cuando miran al patio de butacas o al gallinero y ven la mirada ojiplática de la chiquillería.
En estos tiempos en que lo fácil es sacar un teléfono móvil y conseguir que un niño se quede enganchado durante horas viendo productos audiovisuales, tiene mérito que haya quienes batallen por las artes escénicas y especialmente por las producciones pensadas para las nuevas generaciones. Porque, además, consiguen desmontar el mito ese de que los niños ya se aburren con el teatro y ese tiempo pasó. Es más, ahora que tanto se habla de poner límites al uso de la tecnología digital a los menores, igual ha llegado el momento de darle una vuelta a la necesidad de que el teatro se convierta en una especie de actividad extraescolar, o que se recupere la buena costumbre de antaño de promover (y subvencionar) la visita de escolares a los montajes teatrales.
Llegados a este punto, si todavía queda algún despistado, aún está a tiempo de acercarse a la taquilla, ya sea presencial o digital, del teatro Pérez Galdós y sacar entradas. Y si tiene niños pero todavía no sabe de qué va eso de Zalakadula, pregunte: lo más probable es que encuentre quien le diga que vale la pena.
Dicho queda.
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