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PachorraEl tópico dice que la pachorra es cosa nuestra, de los canarios. También están los que aseguran que aquí vivimos a 33 revoluciones por minuto, ... dando por hecho que en la península lo hacen a 45, pero esa comparación ya solo vale para los que peinamos canas y recordamos que hubo una cosa que se llamaba vinilo. Y después está ese adjetivo peyorativo según el cual vamos con tanta parsimonia que en realidad estamos aplatanados. Sobra decir que esto último nos lo lanzan casi como insulto.
Viendo lo que sucede con algunos expedientes, a lo mejor hay que concluir que la pachorra se ha instalado en los ministerios. Lo digo por la desesperante lentitud con que el Gobierno central y los partidos que lo sustentan están resolviendo la crítica situación de la acogida de los menores migrantes no acompañados. Mientras el contador de llegadas sigue creciendo y Canarias hace lo que puede -y mucho más-por atenderlos como es debido, varios ministerios siguen mareando la perdiz de un cambio normativo para que el reparto entre comunidades autónomas no sea voluntarista, sino obligado una vez que aquí se supere un tope. Media docena de ministerios están implicados en el asunto y no sabemos si es porque son tantos o porque no hay voluntad política de resolver el asunto, pero lo cierto es que van pasando las semanas y los meses y todo sigue igual.
El Ejecutivo canario activó este lunes la alarma y advirtió de que puede darse el caso de que haya menores que acaben en desamparo. Es evidente que si eso ocurre -y ojalá no lleguemos a ello- es porque se han rebasado las capacidades y ya es imposible mantener una atención mínimamente digna. Para más inri, el Ministerio de Defensa se ha vuelto a poner de perfil cuando se le ha pedido usar alguna de sus instalaciones para dar una acogida urgente a esos menores. No es la primera vez que el departamento que dirige Margarita Robles muestra una sensibilidad igual a cero en este asunto y se ve que se le ha olvidado las veces que la tuvieron que llamar a capítulo, ya fuera en su día la entonces vicepresidenta Carmen Calvo o el propio Ángel Víctor Torres cuando estaba al frente de la Presidencia de Canarias.
No me gusta el cliché ese de que si esto pasara en Cataluña, seguramente ya estaba resuelto, porque parte también de un tópico. Pero, desgraciadamente, empiezo a pensar que es así.
Y no vale escudarse en que estamos en campaña electoral y hay que esperar a que pase para que en Madrid se pongan las pilas. Los menores migrantes no son carne de la lucha entre partidos. O no debieran.
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