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Pues ya está:ya hay decreto. El Consejo de Ministros dio luz verde a la fórmula, cocida a fuego lento, lentísimo, para que de verdad ... la acogida de menores migrantes no acompañados sea una cuestión de Estado, y no solo de la autonomía a la que llegan.
Es de justicia reconocer el esfuerzo de los dos gobiernos para sacar adelante el texto, un trabajo personificado en el ministro Ángel Víctor Torres y el presidente canario, Fernando Clavijo. Y los menciono a ambos porque a su alrededor ha habido quienes pudiendo y debiendo remar a favor, en ocasiones lo hacía contra la corriente del derecho, el sentido común y la humanidad. No hay más que repasar lo acontecido en el último año y en especial en aquella primera votación que frustró la admisión a trámite de la proposición de ley que pretendía cambiar la legislación sobre extranjería, que se había quedado obsoleta.
Ahora queda ver si se cumplen los compromisos verbales y cuando llegue la convalidación del decreto hay mayoría para su aprobación. Se da por hecho que ahí estará Junts, que arrancó previamente el compromiso de una gestión «integral» de la inmigración, un adjetivo que ya veremos qué dimensión real tiene, máxime teniendo en cuenta que quien preside la Generalitat a día de hoy es el socialista Salvador Illa.
Que el decreto llegue el día después del acuerdo de Mazón en Valencia con Vox no parece casualidad. Nos dirán -eso va en el guion- que los acuerdos que van al Consejo de Ministros se maceran con mucha antelación, pero es evidente que al Gobierno de Sánchez y al PSOE les interesa ahora esta foto y esa próxima votación en el Congreso porque colocará al PP nacional en la tesitura de salir en la imagen junto a Vox. Sospecho, eso sí, que no le temblará la mano a Génova en dar la orden de votar en contra, si bien la duda está en qué harán los diputados canarios del PP. En realidad digo 'duda' como pura teoría metafísica...
En cuanto a lo de Mazón y su repentino pavor al inmigrante tampoco es para sorprenderse. Cuando estamos ante políticos en una carrera alocada por la supervivencia, cualquier salvavidas parece aceptable. Aunque en realidad sea un corcho con un lastre oculto. Pero hay una razón de fondo: la demoscopia seria confirma, como también los resultados electorales en este lado del mundo y en Estados Unidos, que levantar la bandera del rechazo al inmigrante es rentable en término de votos. No neguemos esa evidencia. Pero tampoco nos rindamos a ella.
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