Secciones
Servicios
Destacamos
Desde un primer momento, estaba claro que el caso Koldo iba a dar juego mediático. Tenía casi todos los ingredientes para ello viendo el historial ... del que fuera ministro José Luis Ábalos, el currículo profesional de su todopoderoso asesor y la corte de comisionistas que navegaban alrededor en las procelosas aguas del poder y la presunta corrupción.
Después llegó la guinda del escándalo, al menos desde el punto de vista mediático: la mujer que fue pareja de Ábalos y que responde al nombre de Jéssica. Y ahí corremos el riesgo de desviar el foco de donde debe estar, equivocando el tiro -si es que esto de informar va, que creo que no debiera, de comportarnos como francotiradores.
Hace unos días un medio de información digital publicó fotos de la señora en cuestión sacadas de un supuesto catálogo en la que se ofrecía sus servicios como quien antes miraba las novedades de Tupperware. Y ocurrió lo previsible, pero también perfectamente evitable: apareció la portavoz del Partido Popular en la Comisión Constitucional del Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo y, en un cara a cara con el ministro Félix Bolaños, le espetó que la integridad del Gobierno «la describe perfectamente que el hombre que presentó la moción de censura contra el presidente Rajoy le hacía pagar sus putas a los españoles».
La pregunta está más que justificada: ¿es preciso endosar ese calificativo a Jéssica? ¿Ponemos el foco en quien ejerce la prostitución o en quien acude a sus servicios? ¿Crucificamos a Ábalos o a Jéssica? ¿O es que no se puede colgar en el Gólgota político y mediático al primero sin hacer otro tanto con ella?
Si nos ponemos puristas, alguien puede salir con el argumento de que si Ábalos la apartó de una actividad tan poco ejemplarizante, bienvenido sea su esfuerzo. Eso pasaría por presentar al exministro como el personaje de Richard Gere en 'Pretty Woman' pero hay un matiz que no es menor: Ábalos habría utilizado fondos públicos para que la señora en cuestión dejase el catálogo, viviera a cuerpo de reina sin pisar la oficina y durmiera en un piso de nivel muy por encima de la media en pleno corazón de Madrid. El foco debería estar ahí, pero centrado en la orden dada por Ábalos y también en quienes la ejecutaron y miraron para otro lado. Es a ellos a quienes les corresponde dar explicaciones en el ámbito judicial y político. Ella, en todo caso, debería hacerlo por el beneficio económico pero no por su pasado... como tampoco debemos condenarla a no tener futuro.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.