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El juez Peinado ha añadido un presunto delito más a la lista de motivos para mantener la investigación de Begoña Gómez, esposa del presidente del ... Gobierno de España, Pedro Sánchez. En el caso Koldo, el juez instructor ya ha elevado al Tribunal Supremo el escrito solicitando que investigue al exministro José Luis Ábalos ante la consideración de aforado del mismo por su condición de diputado. Y si miramos a otra instancia judicial, ya se está tramitando la denuncia contra el que fuera portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, por presuntos episodios de violencia machista.

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Con esos ingredientes en la mesa, ¿se puede sostener que estamos en un «Estado policial»? ¿Omás bien se puede concluir que la separación de poderes y que los mecanismos de control y fiscalización funcionan? Mejor o peor, más pronto o (seguramente) más tarde, pero funcionan.

Lo del «Estado policial» lo dijo y lo repite con frecuencia la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Es parte central de su argumentario desde el minuto uno del estallido del caso de su pareja, que reconoció, a través de su representante legal, haber cometido delito fiscal. Curiosamente, es el mismo argumento esgrimido por el compositor y cantante Nacho Cano cuando se conoció su investigación policial y judicial por presuntas irregularidades con los becarios de su musical 'Malinche'.

Si de verdad fuésemos un «Estado policial», el juez Peinado no estaría hoy indagando en el máster de Begoña Gómez o averiguando con quién se vio y qué efectos tuvieron las cartas de recomendación que firmó. Como tampoco continuaría una investigación al que fuera asesor de un ministro que, además, fue nada menos que número tres del partido en el Gobierno y persona del círculo más próximo al presidente Sánchez.

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Pero es que la lista la podemos aumentar: en un «Estado policial» tampoco estaríamos hablando a estas alturas de lo que sucedió con el vuelo de Delcy Rodríguez. Es más, donde seguramente no se habla del asunto es en Venezuela y eso ya debe servirnos para tener claro dónde sí funciona los poderes como factor de contrapeso entre todos ellos y dónde no.

Uno puede entender la incomodidad de Isabel Díaz Ayuso si cada día que comparece aquí o allí le preguntan por los negocios de su pareja. Pero quizás su error de partida fue erigirse en defensora del mismo, cuando para eso él tiene un abogado:ese que mantuvo una interesante correspondencia con Hacienda y la Fiscalía y acabó reconociendo la culpa.

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