Debacle socialista y auge del voto de ultraderecha. No se equivocaron las encuestas y las elecciones de Alemania se cierran con una debacle del ... socialismo liderado por Scholz, con victoria de los conservadores -los herederos de Merkel- y, sobre todo, una escalada casi histórica del voto de ultraderecha. El éxito de la AfD es incontestable, duplicando su porcentaje de votos, en una clara demostración de que las ideas extremas en el ámbito conservador están de moda en Europa. Y probablemente en todo Occidente. Es un asunto para reflexionar y que obliga a que el resto de partidos se sienten en el diván de los psicoanalistas para preguntarse qué han hecho mal. Porque los votos ultras no surgen de la noche a la mañana: crecen a costa del vacío electoral en otras formaciones. Y crecen en todos los segmentos sociales, desde los jóvenes a la tercera edad; desde los más ricos a los más pobres... En un momento de cambio político mundial con la llegada de Trump a la Casa Blanca, lo que suceda en países de tanto peso político y económico como Alemania es clave. Lo es para Europa y también para Canarias, que tiene en el mercado alemán a uno de sus principales emisores de turistas. Habrá que estar, por tanto, muy atentos y ojalá Alemania siga demostrando que hay sentido común en su clase política.
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Mirando a Puigdemont. La dirección de Junts se reúne para decidir qué hace con su iniciativa para forzar a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza. El mediador internacional en su relación con los socialistas ha pedido a Puigdemont y los suyos que la retiren para así facilitar la normalización de las relaciones y que el consenso se abra camino. Es evidente que estamos ante una acción parlamentaria bastante cuestionable, pues la cuestión de confianza es una prerrogativa presidencial. La otra vía es la moción de censura, que Junts no podría presentar en solitario porque no tiene los votos precisos para ello, pero sí podría sumarse a una del PP. Y los de Feijóo no están por ello porque para triunfar precisarían de los votos de Vox y el independentismo catalán, un cóctel que -al menos a fecha de hoy- parece bastante improbable. De todos modos, con Puigdemont al frente todo es posible. Estamos hablando de un político que ha protagonizado dos fugas, que ha colocado a Sánchez a sus pies y que está pendiente de que el Constitucional bendiga la amnistía. Demasiados factores para configurar un estilo político tan impredecible como irracional.
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