El portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso, Aitor Esteban, aprovechó esta semana la sesión de control al Gobierno para hacer su última pregunta ... al Ejecutivo y así despedirse, pues pasa a dedicarse en exclusiva a las labores de máximo dirigente del Partido Nacionalista Vasco. Tras sus palabras, los diputados que hicieron posible la investidura de Pedro Sánchez le dedicaron un aplauso sentido y sonoro, mientras que en la bancada de la oposición todo fueron caras serias y las manos tiesas. Para empezar, la cortesía parlamentaria y política no deberían estar reñidas con las diferencias ideológicas, de manera que no se explica ese gesto del PP y Vox, a lo que cabe añadir que no se va un diputado cualquiera:estamos hablando de un parlamentario que ha hecho un esfuerzo por mantener cierto nivel en las intervenciones y poner algo de ironía en busca de la sonrisa cuando los momentos eran especialmente tensos, e incluso broncos. No siendo un parlamentario a la antigua usanza, de los que declama y busca que sus palabras pasen a la historia en el Diario de Sesiones, Aitor Esteban sí ha sido un dechado de educación, que es precisamente lo que escasea en la tribuna política.

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Para el recuerdo quedan los versos que improvisó en una diálogo desde la tribuna con Mariano Rajoy y sus continuas referencias a su pasión por el cine. Pero eso no le vale de cara al PP, que no le perdona tres cosas, otros tantos hitos que tiene clavados en el corazón:1) la participación del PNV en la moción de censura a Rajoy, abriendo paso con ello al ciclo de poder de Pedro Sánchez; 2) las prisas con que Esteban se desmarcó de la propuesta, compartida y aireada, por cierto, por Coalición Canaria, de arrebatar al PSOE la presidencia del Congreso ofreciéndosela al PNV; y 3) mantener el apoyo parlamentario a Sánchez, incluso en el momento reciente en que los populares han trenzado acuerdos de facto con Junts para torpedear la mayoría parlamentaria. Para entender esto último, no conviene olvidar que el PNV gobierna en Euskadi con el apoyo de los socialistas, en un pacto donde los nacionalistas prácticamente hacen lo que quieren y el PSOE vasco se limita a decir que sí.

Ahora Aitor Esteban se embarca en una travesía procelosa. En las últimas elecciones vascas, como también en las generales, el PNV ha visto de muy cerca las orejas del lobo de un rival que faena en el que era su caladero: el nacionalismo soberanista. Bildu le 'está comiendo la tostada' al PNV y pronto hasta puede beberse su café. Veremos si la cortesía de Esteban lo impide.

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