Con unos 23.000 habitantes y 95 kilómetros cuadrados de superficie, Icod de los Vinos es un municipio tinerfeño en el que hacen parada a ... diarios miles de personas para ver su drago gigantesco, convertido así en su principal reclamo turístico. El pasado fin de semana, sin embargo, el nombre de Icod corrió como la pólvora por las redes sociales pero no a cuento de su árbol, sino por un bulo en toda regla.
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Alguien compartió un mensaje de audio en el que una voz femenina aconsejaba no ir a Icod de los Vinos porque había un tiroteo. Contaba el relato que desde un vehículo un francotirador iba disparando a mansalva por el municipio y que había, como mínimo, varios heridos.
Fue tal la dimensión que adquirió el bulo que el Ayuntamiento tuvo que salir del letargo del fin de semana para desmentir tal suceso. Porque no hubo tiroteo, no hubo heridos de arma y sí hubo coches, pero simplemente los de vecinos que entraban y salían del pueblo y la de los turistas que seguían acercándose a ver el drago.
Tres cuartos de lo mismo ha tenido que hacer un Ayuntamiento gallego tras extenderse el bulo, agigantado por medios de comunicación de ámbito nacional, de que uno de sus colegios públicos se había convertido de manera permanente en centro de acogida de inmigrantes y que se recomendaba a las niñas que no se acercasen con faldas por el lugar. El origen fue un vídeo una señora hecho en verano, cuando el centro acogió, como otros años, a menores que después fueron derivados a un centro alojativo.
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Localizar el kilómetro cero de esos incidentes es muy complejo. Las operadoras detrás de las redes sociales ponen todo tipo de trabas amparadas en la libertad de comunicación de los usuarios, un derecho incuestionable pero que hay que equilibrar con el derecho a la verdad. Yeste se diluye desde el momento en que falla una piedra angular: buena parte del público que acude a las redes sigue pensando que son una fuente de información fiable, lo que enlaza con el error grave (y perjudicial) de confundir la comunicación con la información. La segunda se engloba en la primera pero la primera no es sinónimo de la segunda.
Eso no lo veo en las casi treinta páginas del plan lanzado por Pedro Sánchez y su Gobierno para, supuestamente, regenerar la democracia. Y mientras eso no se contemple en todas sus variantes, será papel mojado (más aún si tenemos en cuenta que Sánchez carece de mayoría para aprobar todo lo que promete).
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