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El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, se ha ido a Mauritania a predicar en el desierto. En ese desierto que para España y para Europa ... es África, donde hay millones de personas que desean una vida mejor, que saben que en Europa se vive infinitamente mejor y que también son conscientes de que buena parte del bienestar del Viejo Continente se fundamenta en su miseria.
Esto último es la gran diferencia respecto a la relación tradicional entre Europa y África durante siglos: que ellos no eran conscientes de que había un Primer Mundo. Desde hace un tiempo para acá, las nuevas tecnologías les han permitido descubrir que su pobreza es inversamente proporcional a la riqueza de este lado del mundo. Y es humana el ansia por dejar la primera y abrazar la segunda.
La solución no es fácil pero, evidentemente, no pasa por estar de brazos cruzados. Europa tiene que ir a África para aceptar, de entrada, sus singularidades y para ayudar incluso sin esperar nada a cambio. No se trata de repetir el esquema de China en la última década, que pasa por echar una mano pero coger hasta el codo, ya sea convirtiéndose en tenedores de deuda pública o accediendo a las materias primas de África a muy bajo precio. Tampoco hay que aplicar la receta de la Rusia de Putin, que ha ido repitiendo en varias zonas de África las conductas colonialistas de la Europa de antaño, con el añadido del empleo de mercenarios para ello y dando por bueno que todo lo que le vaya mal a Occidente en suelo africano, es un beneficio directo para Moscú.
La capacidad de Canarias de echar una mano a la economía de Mauritania es un grano de arena en comparación con lo que precisa ese país, como otros estados de la zona. Pero es mejor un grano y conseguir algo de comprensión y simpatía, que seguir instalados en las cancillerías europeas sin bajar a África a escuchar su lamento.
Desde el ministro Moratinos para acá -y ha llovido desde entonces-, la política española en África es prácticamente ninguna. En cuanto a Europa, preguntar por su política exterior y la nada es casi lo mismo. Por eso llevará mucho tiempo y mucho dinero remediar los males acumulados durante años y subsanar ese error estratégico.
África ha despertado y no cabe otra que estar a su lado. Porque millones de africanos también han despertado y quieren estar en nuestro lado. Eso explica el fenómeno migratorio, que solo se atajará cuando nadie tenga motivo para arriesgar su vida por otra un poquito mejor lejos de casa.
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