Entre las aportaciones de Isabel Díaz Ayuso a la ciencia política está aquella frase de que Madrid es una España en pequeño. Pero viendo lo que está sucediendo en los últimos días, habrá que concluir que toda España es Madrid. Como también pareció que toda España fue Cataluña hace apenas unos años y como también tuvimos la sensación durante menos de 24 horas de que todo el país pasaba por Murcia.
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Ahora sucede que no hay otro asunto que las elecciones en Madrid. Resulta, para empezar, un contrasentido si vamos a la historia autonómica. Porque cuando se diseñó el modelo de Estado descentralizado, los ideólogos tropezaron con un problema en el diseño: ¿cómo encajar Madrid en un puzle donde había comunidades históricas, otras con una composición más o menos inventada o improvisada, un tercer grupo que no eran históricas pero recibían por vía indirecta transferencias adicionales (Canarias entre ellas) y finalmente estaban las que no se sabía qué hacer con ellas? Y Madrid sobresalía entre estas. Porque en la España de la Transición, Madrid era la capital y un grupo de municipios que vivía al calor de la gran ciudad. No había sentimiento autonómico y no faltaron las bromas a cuenta de aquella incipiente Comunidad de Madrid, empezando por la bandera y por un himno guardado en un cajón.
Con el paso del tiempo, Madrid como autonomía ha ganado protagonismo pero no por identificación de la ciudadanía con el sentimiento autonómico, sino como contrapoder del Gobierno central. A medida que la capital y su entorno han ido escalando puestos y empezaron a sacar tajada de la deriva soberanista de Cataluña, Madrid se consolidó como una plaza política desde la que saltar al Gobierno central o desde la que atrincherarse para hacer oposición al inquilino de La Moncloa. Sobresalieron en esa estrategia Alberto Ruiz Gallardón y, sobre todo, Esperanza Aguirre, que tiene como sucesora a Díaz Ayuso en esas lides.
Nos espera hasta el 4 de mayo un hartazgo de Madrid. Vamos a tener a Ayuso e Iglesias hasta en la sopa, con Gabilondo como convidado de piedra y con Vox, Más Madrid y Ciudadanos intentando sacar la cabeza para que nos acordemos de que también existen. Y siendo importante lo que suceda en la Asamblea de Madrid, nunca será más que el hecho de que seguimos en pandemia, que la economía sigue parada, que la brecha social se agiganta, que la vacunación está siendo manifiestamente mejorable y, en suma, que España es algo más que Madrid.
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