El ejemplo de Pablo

Lleevaba años en dura batalla contra el cáncer, pero jamás se lo noté especialmente. No solía hablar de su enfermedad, salvo si se le preguntaba. Pablo Rodríguez sabía que no podía perder de vista ese frente, pues se jugaba la vida en ello, pero nunca dejó que le desviara del que siempre había sido su norte: el activismo social y el compromiso solidario. Fueron la referencia vital de este ya histórico vecino de Jinámar, en Telde, un gran hombre que dedicó su vida a ayudar a los demás, sobre todo en su barrio.

Estuvo y estaba para todo, para lo que hiciera falta. Para distribuir alimentos entre las familias más necesitadas del Valle, porque colaboraba junto a su hermano Manuel en la Red de Solidaridad Popular de Jinámar; también para organizar las fiestas; o para apartar a los niños y a los adolescentes de la calle y de las drogas gracias a deportes como el fútbol sala. Presidió el desaparecido Club Venancio, con más de 20 equipos en diferentes categorías. Y durante más de 20 años estuvo al frente de la asociación de vecinos La Concepción de Jinámar.

Precisamente la última vez que hablé con él nos convocó en el local del colectivo para que difundiéramos la hazaña de uno de sus vecinos, capaz de montar uno de los puzles más grandes del mundo. Su salud no pudo más y dijo adiós a este mundo el pasado 10 de febrero, y la prueba de la fuerza de su legado radica en que, pese a que era reconocida su militancia de izquierdas, porque no en vano llegó a ser candidato a alcalde de Telde por IU, el sincero pesar por su fallecimiento superó las barreras ideológicas de esta España polarizada y dio lugar a un unánime reconocimiento público. Ojalá cunda el ejemplo de Pablo. Y que perdure su huella.