Secciones
Servicios
Destacamos
El pasado martes, el pleno del Congreso rechazó la admisión a trámite de la proposición de ley presentada por el Partido Socialista, Sumar y Coalición ... Canaria para la reforma de la Ley de Extranjería. Los votos en contra del Partido Popular, Vox y Junts bloquearon una iniciativa fruto del consenso alcanzado entre los gobiernos central y canario, orientada básicamente a garantizar el reparto de los menores migrantes no acompañados ante la evidencia del fracaso de la acogida voluntaria por parte de todas las autonomías.
Como en toda votación que se rechaza, las responsabilidades hay que situarlas en primera instancia en quienes optan por el 'no'. Pero en paralelo hay que preguntar por qué no se aceptaron algunas de las propuestas del Partido Popular, como también por qué el PSOE mantiene el trato de favor a Junts y a su líder prófugo, Carles Puigdemont, cuando en un asunto como éste, en el que están en juego la solidaridad y la atención digna a los menores, los independentistas dan la espalda a Canarias y, por extensión, a esos niños.
El mismo día de la votación, la ministra de Infancia, Sira Rego, anunció que quedaba la opción del decreto ley, que es precisamente la vía que reclama desde el minuto uno el Gobierno que preside Fernando Clavijo. Solo 24 horas después, el también ministro Ángel Víctor Torres, descartaba esa opción aferrándose al argumento de que no había garantías de la convalidación en el Congreso de esa fórmula legal. Estamos, como se ve, ante la enésima evidencia de un Consejo de Ministros sin unidad de criterio, con reacciones contrapuestas en función de las siglas y donde se asume como parte del día a día gubernamental la ausencia de una mayoría parlamentaria sólida. De hecho, en la misma sesión plenaria del Congreso el Gobierno cosechó otra derrota contundente al tumbar Junts la propuesta de techo de gasto y la senda de déficit.
Pese a la gravedad de lo ocurrido en la Cámara baja, el presidente Pedro Sánchez se fue a Barcelona a rendir pleitesía a Pere Aragonés, que está en funciones en su cargo. En lugar de ese viaje, orientado claramente a desatascar la investidura del socialista Salvador Illa, pudo haber convocado de urgencia a Alberto Núñez Feijóo en Moncloa para retomar la negociación sobre la Ley de Extranjería o también pudo haberse ido a Waterloo a explicarle a Puigdemont que la situación de Canarias exige ser solidarios, pues se supone que la amnistía se aprobó a cambio de que el independentismo asumiera participar en las políticas de Estado.
Nada de eso hemos visto y no parece que el presidente esté por la labor de fajarse para sacar adelante una medida que es urgente para Canarias, para los miles de menores acogidos en centros saturados y para los que van a seguir llegando. Y ahora, a las puertas de las vacaciones presidenciales, cabe preguntarse si Sánchez va a regresar a La Mareta, en Lanzarote, para ni siquiera acercarse a interesarse por el estado de esos niños y agradecer el esfuerzo de quienes los rescatan en el océano y los atienden al llegar a las islas. Es lo que ha hecho en los años anteriores y ya es hora de reclamarle sensibilidad y que deje de contemplar desde la hamaca lo que aquí sucede.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.